Por
si no queríamos caldo, dos tazas. Otro caso de acoso, o, al decir de algunos,
de linchamiento lingüístico en Cataluña.
Pues eso, que uno, o una, va a un restaurante y la lía con el idioma, visto el
ejemplo del indeseable y mal educado Quimi
Portet -¡mala gente, mala gente!- con un camarero de Balearia, comienzan a surgir los espontáneos, o espontáneas, que,
sin ser nada, buscan protagonismo en los medios. Así, nos volvemos a encontrar
con una señorita -de la que, por supuesto, no voy a dar nombre, que se pague
ella su propia publicidad- que fue a un restaurante en Barcelona, el Neri, y no
le supieron dar respuestas en Catalán.