Muy bien no lo debieron pasar los municipales de Algorta cuando se vieran perseguidos
por una turba violenta que quería recuperar el “carrito” de la compra del que
se acababa de incautar. Todo porque eran las seis de la mañana y los violentos
querían prolongar la juerga nocturna-matutina de las fiestas de la localidad.
Todos los establecimientos cerrados, como manda la normativa, y ellos dale que
te pego con los altavoces a todo volumen, transportados en un carro de calle en
calle, dando la bulla a los vecinos. No volvieron escuchar la música, pero se
lo pasaron a lo grande viendo cómo los municipales corrían que perdían el culo.