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jueves, 2 de agosto de 2018

Humillados y ofendidos


Muy bien no lo debieron pasar los municipales de Algorta cuando se vieran perseguidos por una turba violenta que quería recuperar el “carrito” de la compra del que se acababa de incautar. Todo porque eran las seis de la mañana y los violentos querían prolongar la juerga nocturna-matutina de las fiestas de la localidad. Todos los establecimientos cerrados, como manda la normativa, y ellos dale que te pego con los altavoces a todo volumen, transportados en un carro de calle en calle, dando la bulla a los vecinos. No volvieron escuchar la música, pero se lo pasaron a lo grande viendo cómo los municipales corrían que perdían el culo.