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miércoles, 7 de octubre de 2020

La desvergüenza de un Gobierno sin vergüenza

¡De casta le viene al galgo! A partir del mismo momento en que se conoció la decisión del juez Castellón de pedir al Supremo la imputación de elViceDos, el payaso comunista, este habrá encargado a sus súbditos recoger información de acá y de allá sobre todos los que opinen sobre su caso, que, en su día fue el "caso Dina" para pasar a ser el "caso Iglesias-Dina". Ya lo organizó para que así se hiciera durante el confinamiento, el seguir de cerca, para luego señalar -y, si a mal no hace, buscarle las vueltas- a todo aquel que criticaba la nefasta gestión del Gobierno sobre la pandemia del coronavirus. Seguro que sus huestes ya han comenzado el trabajo, con el fin, en principio, de amedrentar y meter miedo, que así actúan los matones; luego, ya se verá.

Pues, miren, tres delitos le imputa al payaso comunista el juez Castellón, que pide al Supremo que se le investigue por denuncia falsa, descubrimiento y revelación de secretos y delitos de daños informáticos. ¡Casi nada! Otro cualquiera en su caso estaría avergonzado y ya habría presentado la dimisión como ViceDos del Gobierno, como diputado en las Cortes y como máximo dirigente de su partido. Este no, este se aprovecha de su inmunidad como ministro y como parlamentario. Pero, ni lo uno, ni lo otro, ni lo tercero. ¡Le da igual! Éste y su socio el socialista Sánchez eran los que clamaban al cielo por si los oía San Pedro y pedían dimisiones a troche y moche cuando el "caso Gürtel", poco antes de la moción de censura del grupo Frankenstein al pepero Rajoy, quien, por cierto, dejó el país como unos zorros.

No, no, el payaso comunista no dimite, pero, casi peor y más grave, el presidente del Gobierno socialcomunista, el socialista Sánchez, no lo echa ni lo obliga a dimitir; es más, el socialista ha expresado su total apoyo al payaso comunista. Otro más todavía: afirma Sánchez que no está en absoluto preocupado por el auto judicial dictado contra el payaso comunista por el juez Castellón. Vamos, que se la refanfinfla. En efecto, porque ya están moviendo los hilos del poder, los de la "nueva casta". Todavía no se conoce la reacción de la "fiscala" General del Estado, la socialista exministra  de Justicia, Dolores Delgado, y del fiscal mandamás, Navaja. ¡Aquí no pasa nada, que, a buen entendedor con pocas palabras bastan!

Los de la oposición están que trinan, en particular los de laPepé de Casado, que aunque, es cierto, piden a Sánchez que utilice la misma vara de medir que utilizó con el principal partido de la oposición, todo se queda en eso, en un pequeño reflejo de su petición en los medios de comunicación, nada comparable con la "marcha" que le dieron al "caso Gürtel" y a las exigencias de dimisión y de dimisiones. Continúa Casado sin entender que hace agua por todos los lados: no tiene buenos asesores o, mejor dicho, cuenta con una cadena de asesores totalmente incompetentes y no tiene ni tan siquiera un medio de comunicación que lo apoye al ciento por ciento. La solución es bien sencilla: se deshace de sus asesores, que son unos maulas, y crea medios de comunicación. Pero si es que hasta el payaso comunista ya tiene el suyo propio digital, que lo dirige, fíjense qué casualidad, su exasesora Dina, la del embrollo.

Pues, todo esto, estos gravísimos hechos, este grandísimo escándalo, tal cual lo ven, durará unos días -ojalá me equivoque- y, de momento, todo se quedará en agua de borrajas; o sea, en nada. Volverá a resurgir, pero, quizá, para blanquear al payaso comunista. O no. Pero ya han comenzado a "florecer" las cortinas de humo con las que tapar la desvergüenza del payaso comunista. ElPrseiSánchez ya nos quiere colar que aquí no pasa nada, que no hay miserias, y que en menos que canta un gallo va a crear ochocientos mil puestos de trabajo. ¡Ochocientos mil! Mientras que la compañera, camarada o lo que sea del de "elcasoplón" de Galapagar, también ministra, la de Igualdad, excajera de supermercado, laMontera, ya tenía preparada la suya, su propia cortina de humo para lo que pudiera venir: va a reformar la ley del Aborto para que las niñas de entre dieciséis y menos de dieciocho años -menores de edad- puedan abortar sin el consentimiento de sus progenitores.