Traductor

Buscar en este blog

lunes, 1 de noviembre de 2021

Urge una revisión penitenciaria

Miren que todo se sabe. En el mes de abril el secretario general de Instituciones Penitenciarias, un tal Ángel Luis Ortíz González, se jactaba en una intervención informativa en el Congreso de los Diputados de favorecer Terceros Grados, a reclusos como el asesino del niño Alex, de Lardero. Lo mismo que su jefe, el ministro de los Interiores, hace trasladando a presos asesinos de ETA a provincias limítrofes con las vascas, cuando no a las prisiones de esa región española, presos que en breves veremos alardear de libertad, tras el correspondiente homenaje. Está en esa el ministro: mientras menos presos en las cárceles mejor para las estadísticas. Aquí, de ahora en adelante, pagarán justos por pecadores. No obstante, el caso de Lardero pone en evidencia aspectos que han salido a la luz y que son de verdadero escándalo.

Ya solo el hecho de presumir el ministerio de Marlaska de conceder la libertad a tipos como el asesino de Alex causa escalofríos y estupor. ¡Cuántos de estos o similares individuos andan sueltos, cuando en realidad pueden ser merecedores de la Cadena Perpetua Revisable! Nuestros niños y niñas no se merecen ese peligro latente. Pero, tampoco se entiende -de lo que nos enteramos ahora- es que se le facilitara al asesino en prisión viagra y se le permitiera, allí mismo, mantener relaciones con mujeres desconocidas. Lo suyo, lo lógico, sería arreglar esa mente distorsionada, a ser posible, y facilitarle bromuro antes que viagra.  

No se comprende que el asesino fuera puesto en libertad en contra de los criterios de todos los organismos de la prisión, y mucho menos que no se mantuviera un seguimiento del mismo una vez en la calle. Incomprensible, por tanto, que se pudiera instalar en un piso a tan solo trescientos metros de un colegio y de un parque infantil, desde donde observaba todos los días -y al parecer con descaro- a sus futuras víctimas. ¡Increíble! Y de qué vivía desde que salió de prisión. A todas estas cuestiones, y probablemente algunas otras ya tendría que estar respondiendo Marlaska -el juez del caso Faisán, del que nunca más se supo- en el Congreso de los Diputados. Que no haga de pronto tarde. La gravedad del caso lo requiere.

No lo va a hacer -¡Ojalá me equivoque!-, porque es un ministro cobarde. Actúa, pero no da explicaciones y mucho menos asume sus responsabilidades. De hecho, ayer mismo estuvo a tan solo cinco kilómetros de la localidad riojana de Lardero. Un poco más de diez minutos habría llegado a este pueblo, una vez clausurado el Congreso socialista riojano. Curiosamente, Marlaska no es militante de laPesoé, pero, así y todo, asiste a los congresos del partido. ¡Vale para todo! La familia del niño Alex y los lugareños seguro que habrían agradecido el gesto. Pero, él pensó que un mal trago no merecía el esfuerzo.

Tampoco ha estado muy fino elBandolero Prepotente, quien por dos ocasiones confundió la localidad de Lardero (en La Rioja) con la de Laredo (en Cantabria). No es la primera vez que elPrepotente confunde localidades. O no sabe en dónde vive o confunde la velocidad con el tocino. No es de extrañar que plagiara tesis doctorales para hacer la suya.