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viernes, 25 de enero de 2019

Con distintos collares

Nunca en su vida se ha sentido tan importante como presentando la dimisión Ramón Espinar. Ni tan siquiera cuando desde las tarimas de los escaños parlamentarios instigaba a sus huestes a emprender el boicoteo contra CocaCola para, acto seguido, irse a almorzar llevando en la bandeja de la comida no una Coca, sino dos. Ni tampoco cuando surgió el escandalazo del piso de protección oficial con el que especuló, ganándose más de treinta mil euros del ala. Su papá, uno de los implicados en las tarjetas negras -conocidas como las black- se las arregló para que se lo otorgaran.