Será tonto –sobre todo, eso- nazi y xenófobo el
presidente de la Generalidad, pero
métanle el dedo en la boca. No acaba de llegar y ya se ha subido el sueldo un
cinco por ciento más de lo que cobraba el “hombre bajito cabreado”, el hombre
primitivo. O sea que el nazi se meterá para la saca 146.926 euros del erario
público tan sólo por obedecer a la voz de su amo y fomentar la maldad. Malo,
malo, malo. Éste es más malo que el malo, malo de la canción de las “triunfitas”.
Después de cometer el delito de señalar el lugar donde se encontraba cenando en
Cataluña el juez Llarena, para su
acoso y derribo, va y se inventa una de película. Hasta se la cree.