Son muy emotivos estos golpistas, los hombres. A las
lágrimas de cocodrilo de días atrás del republicano Oriol Junqueras, poco le faltó al presidente elPuigidemón –el hijo del pastelero- para soltar algún lagrimón.
¡Nos fastidió, ya le habían anunciado desde por la mañana que le iban a mover
la silla! Y eso duele. Llegó a considerar –la rabia que lo corroía- a elPresiRajoy como a un monstruo, peor
que Franco, y que no pueden aceptar
este ataque. Vale. Pero ni se atreve a dar una respuesta; si eso, que sea el Parlamento catalán quien lo haga. Vale,
otra vez.