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viernes, 27 de noviembre de 2020

Sánchez y su enajenación mental

Está dando la impresión, no sé por qué, de que elPresiSánchez es un verdadero miserable. A sus pactos con los que traiciona a España con los golpistas y los independentistas vascos y los de la banda asesina etarra, se suma la vileza con la que está tratando a los madrileños, ciudadanos, que lo son por supuesto de España. No quiere darles una tregua de beneficio, ni en lo referente a la pandemia, digamos que en lo sanitario, ni en lo tocante al bolsillo, es decir al dinero, o sea, a los impuestos. La enajenación mental de Sánchez, y por supuesto la de su socio, el payaso comunista, a cuenta de la Comunidad de Madrid y su presidenta, la pepera Ayuso, no tiene límites.

Es tan ruin, tan miserable Sánchez, que después de todo lo que llevamos de pandemia, se ha dignado a visitar por primera vez un hospital, para interesarse por los que se han contagiado del coronavirus, en gran parte por su culpa, por su ineficacia para combatir el virus, por su incapacidad para gestionar la situación y sus intereses políticos, que no sanitarios y sociales. Porque, sabiendo lo que se nos venía encima, no avisó a Franco -su delegado de Gobierno en Madrid- para que suspendiera la manifestación del 8M, y lo mismo a todos los delgados gubernativos en las diferentes comunidades autónomas. Nos metió, con la ayuda y las mentiras de elEnterrador Simón, en una encerrona mortal.

Como digo, se ha dignado a visitar un hospital, en Madrid, el emblemático para todos los españoles de La Paz. Lo ha hecho acompañado de su ministrillo de Sanidad, el catalán Illa. No ha tenido la delicadeza de avisar a la presidenta de la comunidad madrileña, Ayuso, de cuyo gobierno depende el hospital; es más, es tan vil Sánchez que ha aprovechado  que la presidenta se encontraba en Barcelona para cursar esta visita. Tampoco dio aviso de ello, al alcalde Madrid, y portavoz nacional de laPepé, Martínez Almeida. Sánchez ni nació educado, ni ha aprendido educación. Eso sí, maldad y envidia le sobran para regalar. 

Pero, quien a hierro hiere a hierro muere. Vamos, que le salió el tiro por la culata. Porque los abucheos y silbidos que se ha llevado por parte de la ciudadanía son de los que hacen época. Recuerdan los que le propinaron en su día, cuando era presidente del Gobierno de España, al también socialista Felipe González. Ambos se lo buscaron, cada uno en su época. Cara de ira, pese a la mascarilla, se le veía a Sánchez, al que los madrileños han abochornado por su acción: meses y meses de pandemia, más de setenta mil fallecidos y más de millón y medio de contagiados, y se le ocurre ahora visitar un hospital.

Este, al menos, más vale tarde que nunca; pero, es que su ViceUno, el payaso comunista, delegado por el presidente para seguir el desarrollo y la evolución de la pandemia en las residencias de ancianos todavía no ha visitado ni una. Está mas a gusto con los golpistas y los asesinos etarras. Por lo tanto, no se puede extrañar Sánchezde tanto silbido y abucheo -sin que la gente hubiera quedado para mostrarle su descontento-, cuando no ha tenido la gallardía -desconoce el significado de la palabra- de avisar a la presidenta de la Comunidad y "dueña" del complejo sanitario. Un miserable, ya digo.

Ahora que Ayuso no perdió el tiempo en Barcelona, denunciando la confabulación de Sánchez con los golpistas para obligar a la presidenta madrileña de laPepé a subir los impuestos a los ciudadanos madrileños. Ya lo dijo días atrás, que tendrían que pasar por encima de su cadáver los socialcomunistas y los golpistas antes de que le tocaran el bolsillo a los ciudadanos de la villa. Pues bien, se ha ido a tierras de los golpistas y ante sus narices les ha reconocido que Madrid es, ciertamente, un paraíso, pero no "un paraíso fiscal", sino ¡un paraíso de libertad! Por encima del Gobierno de Sánchez, de los catalanes golpistas, de los independentistas vascos con su cupo, y de los Navarros con sus fueros. Y ha animado a los empresarios catalanes que lo deseen -por supuesto a los vascos, navarros y de cualquier parte del mundo- a ubicarse en Madrid. Porque en la capital del Reino nadie es un extraño y se respira, libertad.