Ya resultaba extraño que la nueva y flamante alcaldesa de Barcelona, Ada
Colau, no hubiera dicho esta boca es mía, en relación a la imputación de su
camarada Guillermo Zapata. Pero ahí está; ya salió al quite. Poco menos que el
mundo no sería mundo sin elZapata y otros como él, lo cual es una suerte para
la humanidad, porque sin “gamberros” e “irreverentes” triunfarían el “conformismo
y el miedo”. Ala, filosofía pura, barra libre para todos; era el punto de
apoyo que nos faltaba a la humanidad para mover el orbe. Es que laColau es mucho; es
revolucionaria de pura cepa, aunque le salgan llagas.