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miércoles, 27 de marzo de 2019

Tuvo que ser el escritor

El escritor universal tuvo que ser quien silenciara al emperador mexicano -y a su esposa-, antes de que el presidente del Gobierno de España se haya atrevido a defender a su propio país y a su propia lengua. Lugar y tiempo ha tenido, pero entretuvo el tiempo en visitas y no se dio cuenta de que el lugar era el más idóneo para acallar la imbecilidad de López Obrador y de cualquier otro mandatario latinoamericano, por si le llegaba la tentación. No defiende Sánchez ni en casa a su propio país, como para hacerlo en tierra extranjera, que se supone amiga.