¡Le zumba el bolo a laCristi! A quién se le ocurre irse a
sustraer –eufemísticamente de robar- unas cremas en un súper a 22 euros la
pieza, o sea cuarenta y dos en total, cuando está las de Liedel, que las encuentra a dos cincuenta, y que dicen que son más
resultonas que las de marcas. ¡Hombre, será por dinero! Era, entonces,
vicepresidenta de la Comunidad de Madrid.
Que digo que podría detraer esa pasta de su sueldo de miles de euros para
comprar las cremas, aunque ello le supusiera un gran esfuerzo, más mental que
crematístico. Pero, no, lo que detrajo fueron los tarros, que le iban a dar la
juventud eterna.