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jueves, 19 de noviembre de 2020

Comunismo y nazismo: millones de asesinatos

Por la mínima, como se dice en el deporte. Así ha sido la aprobación de la Ley Celáa.  No hay derecho a ello. Por tan solo un voto correspondiente a los socios catalanes, a los golpistas, del Gobierno socialcomunista todos los españoles nos tendremos que tragar los caprichos de la ministra vasca. Es una verdadera inmoralidad, cuando no, en algunos aspectos, una ilegalidad manifiesta, que se salta la Constitución. Esta ley de los socialcomunistas va contra la libre elección de los padres a elegir colegio; por supuesto, contra los colegios concertados y, miren, esto clama al cielo, contra la educación especial de los niños incapacitados a los que se va a obligar a una enseñanza no pensada para ellos.

No es de extrañar que el Congreso rugiera hoy como una leonera: gritaban y aplaudían los socialcomunistas por sacar adelante una ley que ni a los suyos convence, y gritaban y aplaudían los de la derecha opositora pidiendo, exigiendo, libertad, como lo hacían los ciudadanos que se concentraron en las inmediaciones del Parlamento. Esta es otra pirula más de las que los socialcomunistas, aprovechando la situación de la pandemia, nos van a imponer a todos los españoles, cuando, curiosamente, los promotores de la misma, Sánchez y Celáa, fueron estudiantes "privilegiados" en colegios privados. 

En la aprobación de esta ley, que ni han intentado tan siquiera consensuar, va implícito el odio de los socialcomunistas a España, a todo lo español. Es el anuncio, ya de manera oficial, de que su fin es destruir España: nuestra educación, nuestro idioma el Español, nuestra monarquía y la implantación de un sistema comunista en el más amplio sentido de la palabra y del concepto. De hecho, también en este día aciago para España los socialcomuistas han rechazado en el Congreso que se equipare el totalitarismo comunista con el nazi, cuando el Parlamento Europeo sí que equipara el comunismo al nazismo y ha pedido que se investiguen sus crímenes, que ascienden a cientos de millones. Pero, ya ven, para el payaso comunista -o presidente del Gobierno de España, como lo llama la ministra de Defensa- "la caída del muro de Berlín fue una mala noticia para todos". Declaraciones espeluznantes del ViceDos, que, realmente, comienza a quitar el sueño.

Pues, hacia esa deriva nos llevan los socialcomunistas, que tienen por socios a los golpistas catalanes y a los terroristas vascos etarras. Para los primeros, para los delincuentes catalanes- ya están preparando la salida de la cárcel, para antes del catorce de febrero, a ser posible, antes de las elecciones catalanas; para los de la banda terrorista vasca etarra, liderada por elGordo, al que el socialista Zapatero considera un hombre bueno, un hombre de paz, ya está en marcha el principio del fin de la dispersión de los asesinos, que pronto disfrutarán de las tres prisiones de las provincias vascas, aunque no por mucho tiempo antes de quedar libres. Tanto los delincuentes catalanes como los vascos ni se han arrepentido, ni han pedido perdón, ni han colaborado con la Justicia

Sí están convencidos los chorizos catalanes y vascos de que lo que hicieron lo volverán a hacer. Los golpistas lo dijeron muy claro en el juicio y lo han repetido hasta la saciedad: ¡Lo volveremos a hacer! De los asesinos etarras cualquiera se fía de ellos, cuando tampoco han colaborado con la Justicia para esclarecer más de trescientos asesinatos de los que falta por conocer a sus autores, mientras que, por otra parte, no entregaron todas las armas. De hecho, hace poco se ha localizado un zulo con armas pertenecientes a los asesinos de la banda terrorista.

Esos dos grupos son los socios principales del Gobierno socialcomunista: los golpistas y los asesinos. Así nos va, y la que se nos puede venir encima. Todo ello, sumado al odio de Sánchez hacia todo lo español, y no digamos el de su camarada de Gobierno, el payaso comunista, van a dar al traste con España. El iletrado y doctor de pacotilla, Sánchez, persigue el sillón del Trono. No parará hasta conseguirlo: o eso o el sillón de una "republiqueta". Y para lograrlo hará lo que sea, hasta tratar de engañar a sus propios militantes -que, por cierto, parece que están en Babia-, con una misiva en la que les dice que todo lo que se habla del apoyo de los Bilduetarras es una "falsa noticia". Imaginarse pueden cuando entre en funcionamiento el ministerio de la Verdad.