No nos vengan ahora con cuentos, preparando el camino, que aquí no cabe más que el desarme de los terroristas etarras y la disolución de la banda criminal. Y déjense de pachangas, que esto no es la guerra de Gila, que es que parece como si lo fuera. Llegan y van y cogen y dicen que el día ocho de abril concluirá su desarme definitivo. No sé ni cuántas armas puede tener esta gentuza, pero parece que un arsenal bien nutrido. Porque, entre los zulos que les han encontrado, las armas que dicen que ya se han deshecho de ellas y las que faltan por venir, como para pertrechar a todo un ejército.