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viernes, 29 de abril de 2022

¡Errejón, que viene el negro!

No vean, cómo se despachó el dirigente comunista de Más Madrid, Íñigo Errejón, con el negro de Lavapiés. Resulta que hoy ha sido el juicio por el patadón que el comunista le arreó a un jubilado, recién operado de cáncer, tan solo porque éste osó pedirle una fotografía. Un fan maltratado brutalmente, según los testigos, por el comunista, que se dio a la fuga, quedando mal herido al pobre admirador, que quedó desatendido en el suelo, sin que se preocuparan por él ni el comunista ni sus acompañantes. Así que no es de extrañar que el agredido por el comunista se considerara tratado peor que un gusano.

Hasta ahí, lo que parece realmente probado. Pero, en el juicio de hoy -ya logró el comunista aplazarlo en una ocasión- el de Más Madrid ha confesado que huyó del lugar de los hechos por miedo a un negro que andaba por allí, con lo que a él le pareció con no muy buenas intenciones y que presentaba síntomas de no estar muy sobrio, y que todo aquel que pase a esas horas por Lavapiés sabe a lo que se arriesga. Lo curioso es que no se haya llamado a declarar como testigo a esta persona de raza negra, que no es que pasara por allí, sino que es de sobra conocido en la zona.

El comunista Errejón la ha pifiado hoy de lo lindo. ¡Sería que no tendría para pagarse un abogado! Un testigo ha asegurado ver cómo pateaba al jubilado con cáncer, el mismo Errejón se ha mostrado como un verdadero racista con el negro al que no veía con buenas intenciones y ha dejado al barrio de Lavapiés para escurrir. ¡Las aventuras y desventuras de todo un comunista de pura raza en un barrio obrero, en el que conviven personas de varias y distintas razas y etnias!

Ahora lo importante es que, una vez recuperado el jubilado y que el negro no se metió atacó al comunista y los suyos -que iban unos cuantos, al parecer todos cagaos de miedo, porque había un negro malvado- conozcamos en cuanto antes la sentencia. Por ver si los hechos fueron o no ciertos o, de ser condenado, si abandonará la dirección del partido y su acta de parlamentario, algo poco improbable, porque ya se ha encargado él de añadir recientemente una cláusula en los estatutos de Más Madrid para que no se vea obligado a ello. Es mulisto este comunista, tanto que durante un año estuvo cobrando una beca de mil ochocientos euros mensuales de la Universidad de Málaga por un trabajo que nunca realizó o al menos nunca entregó. Mulisto, ya digo.

Tan listo, tan listo como su camarada, portavoza en la Asamblea de Madrid, Mónica García -médico y madre en la vida, como ella misma se autodefine-, avispa cojonera de la presidenta Ayuso, que siempre clava el aguijón en hierro. Como en esta ocasión, en la que ha grabado un vídeo para denunciar lo que considera un mal funcionamiento del Metro madrileño. Como siempre, ha quedado en ridículo, porque en el audio del vídeo se puede escuchar cómo se anuncia la próxima llegada de un tren y en el vídeo se ve que está grabado en una estación de Lavapiés -el mismo barrio de la presunta agresión de su camarada Errejón-, lugar bastante alejado de donde ella vive, por cierto un bonito barrio residencial de gente pudiente y acomodada. ¡Se está, luciendo hoy estos dos comunistas, ya digo, de pura raza!