El día después ha sido, sin duda,
el día más triste de su militancia en laPesoé.
Javier Fernández, expresidente de la
exGestora socialista desde la
defenestración de elPedroQué hasta
su resurgir, no como ave Fénix, sino
como pájaro, ha comprendido que su labor en ese tiempo sirvió de bien poco, o
de casi nada. Al que le quitaron la silla apabulló a la de Sevilla. Él, Javier, y los que con él estuvieron, no fueron capaces
–acaso incapaces- de encontrar, o aunque fuera crear, un líder que ilusionara a
todos, o al menos a la mayoría. No supieron, Javier y los que con él
estuvieron, colocar aunque fuera un corcho bien ajustado en la botella de la
que nunca, jamás de los jamases, tendría que haber salido quien hoy es el
actual y nuevo de nuevo secretario general de laPesoé.