Cuando ya nos pensábamos que en saliendo de la pandemia todo iba a cambiar o al menos nos encontraríamos con cosas y personas diferentes, la realidad es la realidad, la realidad es tozuda, y nos topamos cada vez con más gilipollas, y eso que antes del confinamiento pensábamos que ya no había más, que no cabían más gilipollas en nuestro país. Pero, ya digo, la realidad es tozuda y se impone. Viene al caso la directora de Diversidad Sexual -que vaya usted a saber qué es eso, sino un puesto de trabajo para amigos-, que, como no puede ser de otra manera, se incluye en el ministerio de Igualdad.