Ya
lo creo, ya, que España se congela.
Pero sin remisión. Por un lado, la cerca el mal tiempo; por el otro, los de la
cueva, que ayer se reunieron, coincidiendo –casualidades de la vida- con la
festividad de San Antón. Ambas
partes, casi como al poeta, nos hielan el corazón. La una será pasajera, y
vendrá mejor tiempo; ya llegará el verano. La otra no nos augura tiempos
mejores. Los presidentes autonómicos están caninos de dinero. Y el presidente
de todos los presidentes dice que le faltan veinte mil millones, no dieciséis
mil, sino veinte mil, por si a alguien no lo oyó bien. Lo que no aclaró el
presidente –eso vendrá en un segundo capítulo- es si se los han robado, como a Aída sus ciento setenta mil euros que
llevaba en metálico, o es que se va a dar un atracón con todos nosotros.