No se trata
de hacer leña del árbol caído, no. Pero, ya me dirán, que tampoco le ha salido
tan mal a Barei. Los más optimistas
preveían que la eurovisiva, creo que española, podía quedar en quinto lugar, y
lo logró: la quinta por la cola, para ser más exactos, la veintidós, los dos
patitos. De poco le sirvieron la estupidez de la caída y el vestido -de mal
gusto- que ella misma diseñó. Barei, que lo sepan, representaba a España en el más tonto e insulso festival
mundial de la canción: Eurovisión. Quinientos millones de hispanohablantes no entendimos a Barei.