Vaya, vaya, digo,
el lunes que nos ha traído el puente, y el huracán Leslie, que ni fue huracán ni fue nada, que días peores los hemos
tenido sin que la AEMET se molestara
tan siquiera en avisar y nos cogieron a todos con los pantalones “bajaos”. Así
que como tanto bombo y platillo le dieron a Leslie, hasta el “el hombre bajito y cabreado” de Bruselas estaba celoso. No admite ni
que un huracán le quite protagonismo, aunque sea por un día. Equivocado está
por que cada día la gente se olvida más de él, y esa es su gran pesadilla, el
caer en el olvido. Si es que cada vez se le hace menos caso. Esta es una
excepción.