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viernes, 18 de febrero de 2022

Cerrar la crisis con un Congreso

Pues, seguimos, poco más o menos, como estábamos ayer. Incluso los propios de laPepé continúan prácticamente igual, con dudas sobre sus líderes, que no aclaran nada. Lo que para Casado constituye un tráfico de influencias desde la Comunidad de Madrid, o si se quiere de Ayuso, a que aquí no ha pasado nada, de lo que está convencida la presidenta madrileña. Por medio, el sonrojo de la vergüenza ajena de militantes y votantes. Todos saben que se ha producido un escandalazo, pero todavía ignoran cómo y por qué. Desde luego, exigen aclaraciones, que nadie da o saber dar. Lo que resulta evidente es que, una vez más, el partido, laPepé, está dando la imagen de la corrupción, además por cuatro perras, porque ahora dice Ayuso que su hermano Tomás sólo se llevó poco más de cincuenta mil euros y no los casi trescientos mil que denunciaba Casado.

Desde luego, una vez más, otra más, los peperos están dando de qué hablar, y mucho. Esto ya se tenía que haber cerrado. El presidente de laPepé ya tenía que haber resuelto el conflicto; pero, Casado no está hecho para mandar. Si no sabe mandar a su partido, poco se puede esperar de él para gobernar un país. En la entrevista con Herrera, que tantas expectativas había despertado, el jefe de los populares pasó con inseguridad, sin pena ni gloria, sin demostrar que aquí, en el partido, mando yo.

Por otro lado, no se puede evitar pensar que detrás de todo esto está la mano siniestra de Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el que fuera portavoz en el gobierno de Aznar y ahora asesor de cabecera de la presidenta madrileña, Ayuso. Es como un mal guion de una mala película. Lo ideal de MAR. Desde Sol saltó el escándalo, con la intervención de Ayuso, una intervención con acusaciones contra Casado y Egea, el secretario general del partido. Lógicamente, desde Génova se tenían que definir, pero lo hizo Egea, y lo hizo mal, sin convicción en su intervención y sin convencer a los afiliados y votantes. Tampoco convenció Casado en la entrevista con Herrera. Solo acertó a vislumbrar tráfico de influencias en el gobierno madrileño, desmintió que sus informaciones procedieran de La Moncloa y ofendió a los asesores fiscales y funcionarios de Hacienda, poniendo en entredicho su profesionalidad. La cúpula del partido cayó en la trampa de MAR.

Esto solo se soluciona, ya que Casado no ha sabido cerrar la crisis en menos de horas veinticuatro, con la convocatoria de un congreso extraordinario del partido. No es ninguna anormalidad su convocatoria. Muchos partidos se ven obligados a ello para zanjar sus crisis, y que una gestora gobierne el partido mientras se busca un nuevo líder, porque ni Casado ni Ayuso deberían presentarse al cargo de presidente. Pero, ya digo, lo difícil es encontrar a alguien que tenga carisma para ello y la capacidad de unir a las dos facciones irreconciliables que han salido de esta crisis, la de Casado y la de Ayuso.