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lunes, 16 de abril de 2018

"El Tren madrugador" fantasma


Ya está bien de hablar de independentistas ricos, de chorizos golpistas que viven en Mátrix. Vamos a la realidad, a pisar con los pies en el suelo. Hablemos, por qué no, de Zamora. Aunque sea tan sólo por una vez. La provincia castellano-leonesa, cada día más despoblada y cada año más envejecida. Algún día, de manera inesperada y sin aviso previo nos la vamos a encontrar con el cartel colgado de que “se cierra”. ¡Vuelva usted otro día, mañana, mismamente!. El Duero seguirá su curso, las murallas seguirán desplomándose y Tran dormirá tranquilo, porque ya no será necesario bombardear la ciudad. Un enemigo que se quita encima. O acaso nos encontremos con que sea republicana, en el día de mañana.


Porque el gozo de los zamoranos se quedó en el pozo. Abrigaba muchas esperanzas esta provincia para su desarrollo con la llegada de la Alta Velocidad. Pero, se ve que la Alta Velocidad “passsa” de Zamora, no entra en la ciudad ni penetra en la provincia. En dos mil quince llegaron los Alvia, pasaron y miraron hacia Galicia, siendo del todo obligado que las máquinas “feroces” surcaran esas tierras de la meseta castellana, a las que “ni puto caso”.

Hasta que por fin una iniciativa ciudadana provocó que se soltara el pelo la clase política y las direcciones de Renfe-Adif, desde la presidencia de la Diputación –el Ayuntamiento de los de la Izquierda Unida ni entra ello ni le importa- hasta el mismísimo Congreso de los Diputados, picando en el Palacio de la Moncloa y la sede de laPepé. El ministro de Fomento anunciaba en Segovia –que no en Zamora- que la Ciudad Bien Cercada tendría tren, “El Madrugador” y que saldría de la ciudad y que regresaría ya por la tarde a su lugar de origen. ¡Un tren propio para los zamoranos! Sin las cortapisas de los de Galicia que por allí circulan y pasan.

La reacción no se hizo esperar, la de los políticos, digo. El expresidente de la Diputación y ahora entre los mandamases de laPepé, Martínez Maíllo y la actual presidenta, Martín Pozo, se colgaron medallas; hasta la zamorana presidenta del Congreso, Ana Pastor, se colocaba, en su medida, la suya. La del acalde comunista, como si no existiera, que en esto, como en otras cosas del municipio, es un cero a la izquierda, nulo.

Las expectativas, por supuesto, se dispararon entre el personal. De una u otra manera, un tren “propio”, tan deseado, beneficiaría no sólo a la capital, sino a la provincia entera. Habría desplazamientos rápidos y baratos y mucha gente podría ir a trabajar a la capital del reino, pero vivir en la ciudad de origen; incluso, podrían ser muchos los, madrileños que optaran por trabajar en Madrid y vivir en Zamora, que buena falta tienen esas tierras de repoblarse.

De buenas a primeras anuncian que “El Madrugador” se pondría en marcha el día siete de mayo, en el mes de las flores a María. ¡Albricias! Y  héte que en el día de hoy salen a la venta los billetes y el horario, que nadie conocía. Decepción: la hora de salida, inadecuada, no se llega a la capital antes de la ocho de la mañana, y la vuelta “pillada”, a las ocho menos veinte de la tarde. ¡Pero y los precios! ¡Ay, ay, los precios! Más de treinta euros ida y más de treinta la vuelta, sin opción a “promo” y “promo +”. Eso para inaugurar “el bicho”. Pero, si se quiere comprar por adelantado el billete, pongamos por caso para el seis de junio, pues lo mismo. Sin embargo, si la operación la hacemos para viajar desde Salamanca a Madrid ese mismo día de junio, nos lo ponen a 11,95 (aunque hoy mismo lo han subido quince euros ida y lo mismo la vuelta). Pero para el veinte de junio se mantiene en los 11,95. Es decir que la suma de ida y vuelta Salamanca-Madrid-Salamanca no se acerca, ni por asomo,  a los de Zamora sea sólo ida o sólo vuelta. Un abuso en toda regla.

Pues eso, que “El Madrugador” parece como que lo han puesto para quitarlo. Puede que en breves, pasa a denominarse “El tren fantasma”, en referencia a los que lo hicieron posible y a que puede terminar circulando por la vía sin ser, en realidad, tren. Una quimera, al fin y al cabo.

Todos somos conscientes de que puede ser un tren con pérdidas -o no-, pero necesario..O adecúan los horarios a las necesidades y los precios y lo declaran un tren de “necesidad social” o de "uso público", lo más probable es que se vaya al garete. Pero, leche, que más perdemos con las embajadas catalanas, con las subvenciones del Gobierno en el FLA a los catalanes y con los ERES de Andalucía y con el “cupo” vasco por poner algunos ejemplos.

Pero lo que sí le tiene que quedar muy claro a los políticos medalleros, a ADIF y a Renfe, es que los zamoranos no son tontos y saben muy bien lo que quieren. Amén.

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