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lunes, 14 de diciembre de 2020

Sánchez no es de fiar, tiene un dóberman

Nada, ni por esas. A los socialcomunistas se la suda todo lo que no les interesa y lo que debería preocuparles también. Se inventaron lo de la página de la Transparencia, con lo que nos las prometíamos tan felices, y ni transparencia ni leches. Estos no informan de nada. Todavía estamos a la espera de conocer a quiénes formaban -y forman- parte de los comités científicos y técnicos del Gobierno durante la pandemia -si es que esos comités existen o existieron. No obstante, elEnterrador Simón siempre se negó a darlos a conocer, principalmente, porque eran muchos y resultaría largo y tedioso enumerar la relación y, luego, para preservar la identidad de los mismos, para que no tuvieran que soportar presiones y, a la vez, ocultar la intimidad de los datos.

Argumentos los de elEnterrador que no sirven para nada, como casi todo lo que dice y predice. Un organismo habilitado para ello -el Consejo de Transparencia- ya ha fallado que el Gobierno tiene que informar. Pero, le da igual a Sánchez y a su banda ministerial. Todavía no ha informado, como tampoco lo ha hecho de todo lo que en Canarias está sucediendo con los migrantes. No sabemos cuántos han llegado este año, y menos aún en estos últimos meses, a Canarias -y Baleares-, cuántos ha devuelto el Gobierno a sus países de origen, cúantos ha metido en la Península y cuántos permanecen en las islas, hospedados, y muy bien, en hoteles.

Tampoco informan de los viajes del presidente en el Falcon y mucho menos de las vacaciones en Doñana,  o en La Mareta, en Lanzarote. De todas estas cosas, ni mú. Todo lo resuelve Sánchez, si hace falta, declarándolo secreto de Estado. O, sin ir más lejos, que es su vida privada, su intimidad, como responde a una pregunta parlamentaria. O sea, que allí donde se establezca la familia del presidente es el domicilio familiar y, por tanto, es la vida privada la que entra en juego. Pero, claro, no se da cuenta, no sabe o se hace el loco, que su vida familiar es suya, pero el dinero que se gaste con las visitas no institucionales es nuestro. ¡Ya ven! Es decir que cuando a esas residencias de descanso acuden -y durante días- papás y mamás e hijos no convivientes, ese es otro cantar. ¡O no! Solo tiene que aclarar los gastos, y punto en boca. Pero, se conoce que hay gatos "encerraos".

De nada informan los socialcomuistas. Lo único que están haciendo es distraer la perdiz. Así es como actúan estos. Porque están marcados por la actuación teatral, aunque de protocolo no entienden una mierda. De educación menos todavía. Están centradísimos en desarmar la Monarquía. Tanto unos como otros, los socialistas como los comunistas del Gobierno de coalición. Están como el hombre bueno hombre malo. El payaso comunista achucha todo lo que puede -ha visto la serie esa de los tronos y los reyes-, porque se cree alguien importante de la serie. Sánchez lo utiliza como ariete, mientras asegura y reasegura que mientras él sea el presidente la Monarquía no corre peligro.

¡Santo Dios! Peligro. Esto nos recuerda a cuando Sánchez aseguraba que jamás tendría en el Consejo de Ministros al payaso comunista. Eso le quitaría el sueño, y a media España también. Pues, ahora más de media España está hasta los huevos, mientras él duerme tan tranquilo. También se desgañitaba Sánchez predicando que no iba a pactar jamas con Bildu. ¡No, no y no! Y velahí. Como con los golpistas catalanes y ya está buscando todo tipo de estratagemas y argucias legales para sacarlos de la cárcel con un indulto.

Por eso, ya digo, como para fiarse de que él, Sánchez, es el sustento y garantía de la continuidad de la Monarquía. Ha echado por delante al dóberman para que ladre y le vaya allanando el camino. No es de fiar ni de creer. Cuando menos nos lo pensemos, zas, otro golpe y todo hecho. Al fin y a la postre, Sánchez quiere ser rey o, en su caso, presidente de la república. Hasta donde le deje el payaso comunista.