No quería dejar pasar la ocasión, como dirían los políticos, para, siendo el día que es, felicitar a los niños, la esperanza de nuestro futuro. Ya sé que pueden joder mucho con la pelota -y en particular el vecino de arriba, el angelico-, pero, qué se le va a hacer, son niños. Aunque la culpa no la tienen ellos. Los abuelos sí que los machacan, y a nosotros también; hasta se han dejado las córneas por aprender a manejar el celular -"osease", el móvil- con tal de poder aprender a cómo poder enseñar las fotos de las criaturas, cada cual con el coeficiente más alto.