Vamos,
que anchos y satisfechos pueden estar los tabarneses, tras su éxito cuasi cuasi
apocalíptico de su multitudinaria marcha por las calles de Barcelona y el homenaje rendido a Rafael Casanova, curiosamente al que poco menos que idolatran,
gracias a su ignorancia, los secesionistas. ¡Cómo los quedaron en ridículo los
tabarneses! Hicieron pupa los súbditos de Alberto
Boadella; hasta tal punto que ni uno sólo de los periódicos de tirada “nacional”
de la comunidad autónoma catalana se dignó dar crónica del hecho en sus “primeras”.