Ganas tenía el juez Llarena de cantarles las cuarenta a los jueces de la corte alemana
de Holstein. Ganas, ya digo, pero
con respeto –lo que no han tenido ellos-
y conocimiento de causa. De momento, loa golpistas fugados de la Justicia española ya quedan condenados
para veinte años a vagar por el mundo, que a España no podrán volver durante ese tiempo, que no es poco, pero
que se podría ampliar si alguien propone reformar la Ley y una nueva o reformada se aprueba, para aviso de navegantes,
impidiendo el regreso al país para siempre en delitos similares a los de los
golpistas catalanes: regreso y prisión por rebelión o condena perpetua a vagar
por el universo.