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lunes, 11 de julio de 2016

El rapero torero


Si a los energúmenos como el rapero podemita Hásel se les cortaran los pies -figuradamente- a la primera que arman, veríamos si serían tan valientes después de volver a repetir. Es que este, que es un gentuza, -admirado por el líder podemita Pablo Manuel Iglesias- piensa que para él todo el monte es orégano. Pero, es que parece que nadie le ha dicho que es un impresentable, un descerebrado, un hijo de su madre -aunque la pobre no tenga la culpa-. Nos podríamos hartar de soltarle calificativos despectivos y despreciativos y, posiblemente, nos quedaríamos cortos. Basta con decir que es una mala persona, mala gente, un mal nacido.

A poco de conocerse la muerte por un toro del diestro segoviano Víctor Barrio, este rapero podemita, cuyo mayor mérito es berrear sandeces y estupideces, le faltó tiempo para escribir en tuiter que “si todas las corridas de toros acabaran como las de Víctor Barrio, más de uno íbamos a verlas”. Ya ven, así se expresaba este podemita, ante la muerte de un torero, que ante todo, era una persona, muy joven, por cierto, tan sólo veintinueve años, con toda una vida por delante. Su mayor delito, ser matador de toros, lo que hasta ahora, que sepamos, no es un delito, si acaso una valentía que el rapero hijo de su mamá no sería capaz de emular ni en un mal sueño. Pero, alegrarse por la muerte del torero sí que lo sabe hacer, el muy cobarde y ruin, a plena luz del día, con publicidad, orinándose en el dolor de una familia y de cientos y miles de aficionados. ¡Qué valiente!

Ojala salga para adelante la denuncia que le han plantado a este indeseable bicho rapero, raposo de alcantarilla y animal de bellotas, y se lo empapelen. Porque ha tenido que ser la Fundación del Toro de Lidia -no un juez ni un fiscal- la que ha presentado la denuncia contra el podemita por delitos de injurias, calumnias y odio, que podría reportarle catorce meses de estar entre barrotes. Allí tendría ocasión de componer el rap de la cárcel. Para que vea, no hay mal que por bien no venga, pero, eso sí, desde el interior de la prisión, digo. A ver si nos sale un Helvis a lo podemita. Entonces, en la cárcel, le encantaría oír los clarines del miedo, o lo que es lo mismo, sentir las cacas por la entrepierna.

El que hoy, de nuevo, vuelve a temblar, y por tercera vez consecutiva, es el concejal podemita de Ahora Madrid, Guillermo Zapata. Otra vez la -Audiencia Nacional Sección Segunda de lo Penal- ha ordenado al juez Pedraz que vuelva a reabrir el caso del edil de laSeñáManuela, en relación a sus famosos tuites sobre Irene Villa y las niñas asesinadas de Alcáser y el chiste macabro antisemita, que se metía a cinco millones de judíos en el cenicero de un Seiscientos.

Ya le amargaron las vacaciones al juez Pedraz, émulo del exjuez estrella Garzón, que ya se las tenía todas consigo en esta causa. Es decir, que borrón y cuenta nueva, papeles al cajón. Pese lo que le pese, tendrá que desempolvar el expediente, y vuelta a empezar. Volverá a decir lo mismo, apoyado por algún fiscal progre, que el podemita no pretendió humillar “a las víctimas del terrorismo por mucho que una mayoría crea que unas palabras sean humillantes”. Otro valiente, ya ven, las suyas sí que lo humillan y desprestigian a su Señoría, pero no ofende quien quiere, sino quien puede. Y el juez, aunque quiera, sólo se ofende a sí mismo, que le toca reabrir, por tercera vez, el caso. Al podemita, como esto siga así, no lo salva ni el juez Pedraz, por más que se empeñe. Y miren que empeñado lleva un rato largo.












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