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sábado, 26 de agosto de 2017

Después del todos unidos, con la Gürtel al Congreso



Altivo, como los aceituneros pasó el nuestro Rey la prueba del nueve. Pese a la encerrona que le habían preparado los nacionalistas, y con ellos la podemita laPescadera, el Monarca aguantó el tipo con estoicismo por los pitidos que le “brindaron” todos aquellos que los catalibanes habían colocado en lugares estratégicos, con sus estrelladas respectivas; tampoco tantas. Cuestión de estrategia para que las teles de todo el mundo los vieran y los oyeran. Pero, al final, por más que lo haya manejado todo a su antojo laPescadera, alcaldesa de la Ciudad Condal, Felipe VI fue quien realmente presidió la manifestación.

El Rey de todos los españoles, tal y como había expresado y el propio presidente del Gobierno le había aconsejado, asistió a la manifestación por la paz y contra el terrorismo celebrada en Barcelona bajo el lema de “No tenemos miedo”, como se había anunciado; los que abrían la manifestación con una pancarta ignoro si en ella se suscribía lo mismo; hemos de suponer que sí. Por supuesto.

Pues eso, que realmente, por ser rey y por su altura de vistas fue él quien la presidió, la manifestación. Un poco más atrás, destacado también, elGigante pepero, Olbiol; a su derecha, elPresiRajoy y, a su izquierda, elPuigidemón, el hijo del pastelero. Juntos, pero no revueltos. Y, luego, todos los demás, que si hay que aparentar, se aparenta, que para eso estamos, leche, y a los guarrillos de las CUP, las conchas de las respectivas mamás, que como no tienen otra cosa que hacer, viviendo del cuento, terminaron afónicos de tanto vocear. Mejor hacían yéndose a la montaña y respirar y respirar.

Y se acabó lo que se daba, hasta el día de la Diada que dicen. Ahora todavía queda mucho por hacer y por aclarar y mucho que sancionar. Que oigan que como si hubieran salido del mapa o se los hubiera tragado la tierra, que no han vuelto a salir por las teles el consejero catalibán de Interior, catalán de pura cepa –aunque se obvia que su mamá es dominicana-, el que distinguía entre muertos catalanes y de nacionalidad española, y el otro, el super poli estrella, de quien ya se venden camisetas como si fuera el mismísimo Neymar. José Luis Trapero se llama. Ojo con éste –por cierto, hijo de charnegos, que se hace llamar Josep Lluis-, porque va a pesar mucho en el referéndum del UnoaCero, para bien o para mal, según se mire. Pero, ojo, ya digo, porque dice que es de los que hace cumplir la Ley a rajatabla; pero, no dice cuál Ley, aunque se le supone, porque no mucho ha prometió lealtad inquebrantable al hijo del pastelero.

Y a ver qué se inventa ahora el catalibán elPuigidemón para contar a los de la prensa extrajera, tras lo que parece un cisma con La Vanguardia- antes Española- propiedad del desleal conde de Godó para con el Rey. ¡Coño, y eso que es de la nobleza! El hijo del pastelero nos saldrá con que además de las seis urnas ya cuenta con las papeletas del sí y del no. Y a ver quién se atreve a pararlo, que es que, además, se ha dado cuenta de que es poseedor de la policía más enorme y más eficaz del mundo, tanto que casi se puede considerar un ejército.




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