Altivo, como los
aceituneros pasó el nuestro Rey la
prueba del nueve. Pese a la encerrona que le habían preparado los
nacionalistas, y con ellos la podemita laPescadera,
el Monarca aguantó el tipo con
estoicismo por los pitidos que le “brindaron” todos aquellos que los catalibanes
habían colocado en lugares estratégicos, con sus estrelladas respectivas;
tampoco tantas. Cuestión de estrategia para que las teles de todo el mundo los
vieran y los oyeran. Pero, al final, por más que lo haya manejado todo a su
antojo laPescadera, alcaldesa de la Ciudad
Condal, Felipe VI fue quien realmente
presidió la manifestación.
El Rey de todos
los españoles, tal y como había expresado y el propio presidente del Gobierno le había aconsejado, asistió a
la manifestación por la paz y contra el terrorismo celebrada en Barcelona bajo el lema de “No tenemos miedo”, como se había
anunciado; los que abrían la manifestación con una pancarta ignoro si en ella
se suscribía lo mismo; hemos de suponer que sí. Por supuesto.
Pues eso, que
realmente, por ser rey y por su altura de vistas fue él quien la presidió, la
manifestación. Un poco más atrás, destacado también, elGigante pepero, Olbiol;
a su derecha, elPresiRajoy y, a su
izquierda, elPuigidemón, el hijo del
pastelero. Juntos, pero no revueltos. Y, luego, todos los demás, que si hay que
aparentar, se aparenta, que para eso estamos, leche, y a los guarrillos de las CUP, las conchas de las respectivas
mamás, que como no tienen otra cosa que hacer, viviendo del cuento, terminaron
afónicos de tanto vocear. Mejor hacían yéndose a la montaña y respirar y
respirar.
Y se acabó lo que
se daba, hasta el día de la Diada
que dicen. Ahora todavía queda mucho por hacer y por aclarar y mucho que
sancionar. Que oigan que como si hubieran salido del mapa o se los hubiera
tragado la tierra, que no han vuelto a salir por las teles el consejero catalibán
de Interior, catalán de pura cepa –aunque
se obvia que su mamá es dominicana-, el que distinguía entre muertos catalanes
y de nacionalidad española, y el otro, el super poli estrella, de quien ya se
venden camisetas como si fuera el mismísimo Neymar. José Luis Trapero
se llama. Ojo con éste –por cierto, hijo de charnegos, que se hace llamar Josep Lluis-, porque va a pesar mucho
en el referéndum del UnoaCero, para
bien o para mal, según se mire. Pero, ojo, ya digo, porque dice que es de los
que hace cumplir la Ley a rajatabla;
pero, no dice cuál Ley, aunque se le supone, porque no mucho ha prometió
lealtad inquebrantable al hijo del pastelero.
Y a ver qué se
inventa ahora el catalibán elPuigidemón
para contar a los de la prensa extrajera, tras lo que parece un cisma con La Vanguardia- antes Española- propiedad del desleal conde
de Godó para con el Rey. ¡Coño, y
eso que es de la nobleza! El hijo del pastelero nos saldrá con que además de
las seis urnas ya cuenta con las papeletas del sí y del no. Y a ver quién se
atreve a pararlo, que es que, además, se ha dado cuenta de que es poseedor de
la policía más enorme y más eficaz del mundo, tanto que casi se puede
considerar un ejército.
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