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viernes, 7 de agosto de 2015

Multipropietarios

Como decíamos ayer, la señáManuela, a la sazón alcaldesa del ayuntamiento de Madrid, está haciendo inventario -ella no, hombre, lo ha encargado- de los bienes inmuebles de propiedad municipal, para saber de cuántos dispone y cuántos puede dar a escoger a los sus camaradas los okupas. Así, se conservará mejor a los okupas, que son muy cultos, a la vez que un bien cultural, y, así, igualmente, los malintencionados dejarán de meterse con ellos, porque pasarán a ser inquilinos, sin renta, pero con el riesgo de poder ser desahuciados, porque ya no serían okupas.
¡Anda que no es lista ni "na" la señáManuela! Recupera edificios municipales, se los da de a gratis a sus amigos, estos dejan de ser okupas y ya no los pueden desalojar, pero tampoco desahuciar porque no tienen que pagar; pero, en caso de acontecer que se produjera -cosa poco probable- un desahucio, para eso está ella allí, la alcaldesa, para evitarlo. Es lo suyo.
No, si bien dicen ellos, los okupas, que ya se nota, ya, que las cosas han cambiado en el Ayuntamiento desde que llegó la señáManuela, que es que ahora hasta pueden ir a la Casa Consistorial -que es la suya, faltaría más- y sentarse a conversar en los sillones de los "portavocías". Pero, ándese con cuidado la señáManuela, porque en una de estas, en sus retiros a las fincas de su propiedad en El Espinar, los okupas tomen al asalto otras propiedades, porque sí, porque lo suyo es la "usurpación de la propiedad privada y de los espacios vacíos". No es que vayan a renunciar a las llaves gratuitas -¡qué va, las cogerán!-, pero si andan por ahí, en una tarde de asueto, y se encuentran lugares vacíos tampoco los van a desperdiciar. ¡Admirable, qué cultura!
El hecho de tener multipropiedades no le hace daño a nadie, y menos al precio de ese particular mercado. Podrán disponer de viviendas para cada una de las estaciones del año, y mientras se pasan de uno a otro confín, viento en popa a toda vela, facilitarán  a los servicios municipales de limpieza que desarrollen sus trabajo -que para eso sí, son ellos muy mirados- y cuando regresen esté todo en perfecto estado de revista.
Hasta la siguiente, que también en eso tienen experiencia y no privan a los limpiadores de darse un atracón, como el del "Patio Maravillas", desalojado el martes. Se sacaron cuatros camiones bien cargaditos de porquería. En el "evento" -pagado por los dueños legítimos del edificio- participaron doce personas, que trabajaron durante casi ocho horas seguidas. Y dicen los cronistas que lo vieron que había pintadas por doquier, puertas reventadas, placas de techo colgando y hasta una taza de hacer necesidades biológicas en medio de un pasillo bien agarrada con silicona. Pero, lo más llamativo, quizá, y representativo de esta cultura progre, fuera la huella inconfundible: 150 cajas de cerveza -vacías, por supuesto-, equivalente a unos 4.500 botellines, una decena de barriles y unas cincuenta botellas de alcohol, no del de quemar sino del de alegrar. Porque es que tenían un bar -ilegal, como no podía ser de otra forma-, donde se refugiaban en los momentos de asueto; en los otros, los momentos, se dedicaban a desarrollar y perfeccionar la cultura. ¡Ah, bueno!
La llegada de la señáManuela también la han notado los antisistema "aparcados" en las inmediaciones del ayuntamiento. Llevan allí unos cuantos días, procedentes de la Puerta del Sol. Se han parapetado detrás de los carteles de sus protestas, en los que reflejan sus manías y fobias por escrito, como por ejemplo: "todos los polis son unos bastardos", incluso se lo pintan en los coches oficiales. Los polis son en esta ocasión los indignados, pero es que dicen que no entienden nada, de lo de la actuación de los concejales. Coño, no lo entiende nadie.

De lo destacado del día, en esta ocasión de hacer pensar, y aunque sea allende nuestras fronteras, eso del pueblo de Sellia, en la Calabria italiana. El alcalde ha prohibido a sus habitantes que se mueran, es decir que se cuiden para evitar el óbito. Es que hay una gran despoblación y el tirar por los más mayores cuesta una pasta. Así que, ya saben, prohibido morirse o multa al canto.


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