Arturo Mas, el Mesías

Menudo, cómo le está costando a los catalanes la bromita separatista-secesionista del delincuente Arturo Mas o el presidente "golpista" de la Generalidad catalana: unas mil empresas se han deslocalizado del lugar. O lo que lo mismo: mil empresas se han marchado de Cataluña desde que a este delincuente descerebrado y a sus socios de parranda les ha dado por decir que se van de España. Pues si se van, que se vayan, que ya volverán, pero que a España y a su unidad ni nos la toquen. O, más bien, que antes pasen por caja y devuelvan lo que se han llevado, y si tienen que penar, pues a penar.

Va a ser verdad que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena; el resto del tiempo, la pobre, se lo consume con la candela, por un por si acaso. Algo así le viene a suceder a estas alturas del mes -y de los tiempos- a los empresarios catalanes, cuando se han dado cuenta de que, unos por otros, han dejado hacer al delincuente y a su antecesor -Pujjol, también delincuente, confeso- todo lo que les ha venido en gana.
Es que se dice pronto: mil empresas que se han dado el "piro", y con ellas otras muchas tantas auxiliares, cientos de miles de puestos de trabajo que se han perdido, cientos de miles de familias en situación de penuria, con un oscuro futuro. Se dice fácil, pero el drama está ahí. Todo porque a un delincuente -que cobra más de cien mil euros al año- se le ha metido en cabeza que eso tiene que ser así, porque sí.
El presidente de los empresarios de Cataluña, José Bou, ha emprendido una cruzada contra el delincuente y su separatismo. Ha pedido a los catalanes que -por Dios- acudan a votar el 27S y que voten a los partidos constitucionalistas, porque lo de la independencia es un "verdadero disparate". A ver si ahora cuenta con el respaldo de los empresarios, o al menos de la mayoría.
Ahí los quería yo ver, a los empresarios catalanes, que ya es hora de que desenmascaren a este delincuente, y nada  harían demás si le pidieran cuentas, además de las políticas, de las de las "pelas". Hasta ahora, han sido muchos los que han dado la cara por ellos, y ellos sin decir ni mus. Ya es más que llegado el momento de que se impliquen, aunque sólo sea porque el delincuente se ha cargado "el espíritu de la burguesía catalana y del catalanismo moderado".
Al menos, José Bou ha reconocido que todo esto ha sido un disparate permitido por "grandes entidades de poder económico, financiero y empresarial en Cataluña" y que si ellos "pudieran rebobinar rebobinarían". A muchos ciudadanos catalanes que se sienten españoles estas declaraciones, a buen seguro, les servirán de alivio y ánimo, no lo dudo. Bastante es reconocer los errores, o estar arrepentido de no haber actuado de manera diferente. No obstante, a lo hecho, pecho. Lo que importa es el mañana, y mañana, debe saberlo el delincuente, se va a estrellar contra un "muro empresarial". Si no es así, de poco sirven las palabras.
El empresario José Bou considera que el delincuente Mas se cree un "mesías" y que se encuentra en una situación gravísima ante su socio de aventura, el republicano Oriol Junqueras, a quien considera más honrado, porque éste siempre ha pretendido el separatismo y no ha engañado a nadie. Pues, muy bien, denle un premio. Yo no me quedo ni con el uno ni con el otro, y con los empresarios catalanes depende de su actuación hasta el 27S. No vale tan sólo hablar, como digo, hay que actuar, y que se vea.


Lo de hoy no es una chorrada -según se mire- del día, es una realidad. Alexis Tsipras, el "podemita" versión Grecia, ha convocado elecciones anticipadas para el 20 de septiembre. Syriza, el partido-hermano de Podemos, le manda un saludo. Esperamos la valoración del "desaparecido", elBarredor, Pablo Iglesias.