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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ceniceros portátiles, otra "alcaldada" de Carmena

Pues sí que empezamos bien el reingreso de la señáManuela, con sus alcaldadas, lo que nos hace presuponer que vamos a tener más, y muchas más. El volar trabajando la ha cogido con la inspiración por el aire. No, si mayor sí que será -qué le vamos a hacer es cuestión de tiempo el que todos lleguemos ahí, los que tengamos la surte-, pero de "despistá" ni un pelo; no, señor. Se lo está pasando la señá, cómo se lo está pasando, jubilada, sin nada qué hacer, se ha librado de la muchachada, de los nietos, y hace lo que le viene en gana.
Los concejales del su Gobierno municipal -como a Bertín Osborne- y los críticos se la soplan. ¡Haced, haced -parece que piensa- que ya vendrá Paco con las rebajas. Después de darle los buenos días a los acampados a la puerta del edificio donde tiene el despacho, a el que fuera antiguo de Correos, es decir en la Plaza de Cibeles, debe de encerrarse entre las cuatro paredes y un techo y, ala, a ver qué alcaldada se le ocurre.
Porque vamos, ni ha llamado a capítulo a su concejal "podemita" de Hacienda que ya la ha vuelto a liar -en su ausencia, por cierto, de la alcaldesa, que estaba tomando cañas por Argentina- con lo de la deuda municipal, que ahora dice que el 80% no es legal. Vale, porque él lo dice. La señáManuela ni mus. Lo tiene muy claro: ellos a los suyo y  ella a lo de ella. Lo dicho. ¡Mío, mío, mío! Hasta que aguante. No sea que al socialista elCarmona le dé un aire y se alíe con la otra agüela, mete patas del pepé. y la desbanquen.
Antes de que ocurra todo eso, si es que sí, que le quiten lo "bailao". No acaba de llegar y ya nos ha sorprendido con otra "alcaldada". Se lo pasa bomba. A partir de cuando ella diga -faltaría más, que para eso ocupa el sillón en el que se sienta- se van a repartir por Madrid ceniceros portátiles -yo quiero uno-, para que los fumadores no tiren sus colillas en la calle. No me digan que no es formidable. Santa, si es que es una santa la señáManuela. Es una manera como otra cualquiera de ir acabando con la porquería, con la romántica suciedad en que se envuelven las calles de la Villa.
Además -pásmense- recurrirá a voluntarios para que nos conciencien de que hay que ser limpios. Es decir, similares a los policías de movilidad, pero sin ser policías -acaso, sí-, estos voluntarios nos pararán por la calle, nos preguntarán que si vamos limpios -que si nos hemos aseado ya de mañana- y que si somos de los que tiramos colillas y papeles y cáscaras de pipas al suelo de Madrid; omo a esto último le diremos que no, pues apuntarán en papel y luego, de esta encuesta, sacarán conclusiones. Lo peor de todo es que la calle seguirá estando llena de porquería. Pero, a grandes males, grandes remedios: la próxima será regalar cajitas con tapa para que los dueños de los perros depositen allí las defecaciones, las de los perros, por supuesto. Por lo menos, no nos jorobarían los zapatos, porque, una vez que se pisa una de esas caquitas, los zapatos a la basura. 
La siguiente -siento dar ideas- será regalar casa por casa -y así se va viendo si está habitada- un manojito de bolsas de basura, para la interior la de la vivienda, pero que habrá que ir almacenando, tal cual un Diógenes. Y miren ustedes si se ha quitado porquería de la calle. Ahora las contratas de basura nos saldrán más baratas. Y todo, prácticamente por nada. Si lo sé, no lo digo.

-- Hoy es el día de la señáManuela. Ha anunciado que subirá el IBI a los negocios y locales comerciales. Con su ideología es lo lógico. También ha anunciado que lo bajará a la mayoría de los madrileños, aunque no ha indicado la altura mínima de los beneficiados. El caso es que esto ya lo tenía previsto la anterior Corporación de Ana Botella, que para eso había ahorrado más de mil millones de euros. Es, salvando las distancias, como la comida de los niños desnutridos. LaBotella se lo dejó mejor que a Felipe VI.

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