Un broncas de cantina

Desde sus ingresos anuales de ciento siete mil euros -que conozcamos-, elBarredor de los podem(K)itas pontificó desde el púlpito del Congreso de los Diputados. Cerró los ojos y se pensó que estaba en una asamblea de vestíbulo de facultad y terminó como un broncas a altas horas de la madrugada en una taberna de barrio. Repartió mamporros a diestro y siniestro y concedió y quitó carnetes de demócratas, por arte de birlibirloque, para concluir que es comunista, de extrema izquierda, y, por si alguien lo ponía en duda, ahí va el beso en boca al camarada, ante la atenta mirada de la su Irene; pero que no importa, eh, todo con tal de salir por la tele.
No es que sea experto en manipulación, no, lo que sucede es que el remover la caca es lo más fácil y burdo de hacer; algunos a eso lo llaman inteligencia. Bueno. ElBarredor sabe que haciendo eso "chupa" cámara, y a por ello va. No se le ocurrió otra cosa esta mañana que recordar a los muertos del franquismo, por supuesto a Manuel Fraga, y también a "elGordo" etarra que ayer salió de prisión, según él, un preso político. Poco recordó a las mil personas asesinadas por la banda terrorista etarra; esas víctimas y sus familiares no tienen, para él, importancia alguna, como tampoco la tienen las producidas por los yihadistas. Porque, ni firmó el Pacto de Estado contra el yihadismo, ni hace por comprender a las víctimas de ETA, es más las desprecia.

No sólo se acordó de los etarras -con quien es socio en varios ayuntamiento del País Vasco-, sino que le aconsejó al candidato de laPesoé que no se dejara aconsejar ni se arrejuntara con malas compañías, no en alusión al expresidente pesoísta, sino citándolo por su nombre y apellido, Felipe González, al que acusó de estar implicado en las fechorías de los GAL, con "un pasado manchado de cal viva". Medio bronca con los pesoístas, para que después elPedroQué?, socialista como Felipe, le tendiera la mano. Que lo compre, al de laPesoé, quien lo entienda. Acaso lo más lógico inmediato sería haber presentado una querella contra el podem(K)ita. Pero, hay miedo y ansias de poder, porque tampoco, ni tan siquiera se lo insinuaron, que qué pintaba él con el régimen venezolano, con el cubano, con el iráni o con el ruso, por poner ejemplos. Y el tipo tan campante.

A los peperos, que siguen en el alero, los llamó de todo. Hasta de hijos putativos de Franco, los llamó. Pero, nada, aquí no pasa nada. Ni tan siquiera, aunque sólo hubiera sido uno, por eso de animar el cotarro, nadie le preguntó que de dónde provenía él o al menos que le hubieran recordado que los del FRAP también han existido. Pero, oigan, nada. Ni tan siquiera los de la naranja mecánica, que siguen en el tendido siete, esperando a que les lancen la montera, pero no saben ni cómo ponérsela. Sigo insistiendo en que en las bancadas huelen a caca.

Así se permitió augurar el fin de laPesoé, que se va a quedar sin la "ese" y sin la "o", porque no hacen nada para reformar la sociedad y ayudar a los que menos tienen, porque él recordaba y alababa a esa gente que se juega la vida para conseguir que otros puedan tener una casa, una vivienda digna. Pero, tampoco nadie se atrevió a denunciar -mejor sitio y ocasión imposible- que elBarredor vive -o ha vivido hasta que se supo- en una Vivienda de Protección Oficial que tenía su progenitora y que debería haber devuelto cuando ella la dejó. No podía pagarse un alquiler con ciento diecisiete mil euros al año.

Y tampoco hubo nadie que le aconsejara al hablar del cuadro de Las Lanzas, de Velázquez, que, por favor, que estaba en el Parlamento, que antes de decir lo que dijo asistiera a unas cuantas clases de arte y de historia, que no se puede ir de analfabeto por las Cortes, ni por la vida. No, nadie. Triste.

De las formas, para qué hablar ya. Es más importante asistir de esmoquin a la fiesta de los de los cines que ir un poco medio "arreglao" a visitar, macho, al Rey de las Españas o a parlamentar al Hemiciclo, y terminar levantando el brazo -lo que está prohibido en el Reglamento-, a lo comunista. Todavía alguno, algún día, finaliza su perorata colocándose la mano en la entrepierna. Al tiempo. Al espectáculo. Al circo.