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viernes, 26 de agosto de 2016

Amnistía para los presos etarras y vuelta a casa para los huidos



Hoy, es una petición; mañana, una exigencia.
En un próximo futuro se puede convertir en una cesión política,
humillante para las víctimas y la conciencia del Estado


Era lo que nos faltaba por oír y por ver estos días, las manifestaciones proetarras, que, aunque permitidas por la Audiencia Nacional, no dejan de ser eso, proetarras. En cada una de las capitales vascas, y coincidiendo con la celebración de las sus respectivas fiestas patronales, los etarras han organizado manifestaciones; la última, en Vizcaya. Piden, ni más ni menos, amnistía para los presos de la banda mafiosa y asesina ETA y que los fugados de la banda -muchos de ellos a Venezuela, donde gozan de prerrogativas especiales- puedan regresar a España, como si no hubieran roto un plato; es más, en olor de héroes, olor que apesta a asesinos.

Menos mal que el apoyo social a este tipo de manifestaciones cada día es menor. Tan sólo dos mil personas se manifestaron en Bilbao, Familiares, amigos, etarras que han cumplido su pena y pocos más. Es que son todos. Pero ahí siguen, no obstante, dando la murga, queriendo hacer creer que ya estamos en otra historia, que lo que pasó ya fue y punto final. Ahí están, digo, y seguirán insistiendo, porque si algo tienen en común estos proetarras es la unión entre ellos para tratar de conseguir las cosas. Son pocos, cada vez menos, pero bien avenidos entre ellos, al menos para insistir e insistir e insistir, como la Duracel, que nunca se agota.

Pero, al vicio de pedir hay que contraponer la virtud de no dar, de no ceder. Ni tan siquiera estar de acuerdo con la denominada vía Nanclares. Aquí el que la hace que la pague. Porque, ya lo hemos visto en numerosas ocasiones, los que se acogen a esta salida ni se arrepienten, ni piden perdón a las víctimas, ni colaboran con la Justicia para desenmascarar o delatar a los autores de más de trescientos asesinatos de la banda etarra que todavía quedan por aclarar y juzgar.

Que no nos vengan con historias de que esto, la situación actual, es una venganza de los gobiernos de Francia y de España, o que nos fijemos en Colombia. Miren, los primeros están haciendo cumplir las sentencias de la Justicia; lo de Colombia, una tergiversación, una mala manipulación. Ya veremos si los colombianos aprueban en referéndum esa “paz”. En cualquier caso, en España no ha habido una guerra, pese a que los etarras quieran hacer creer lo contrario a fuerza de insistir. Lo que han hecho los etarras ha sido asesinar a casi mil personas -asesinatos viles y cobardes-, dejar cientos de heridos y numerosas víctimas, familias, que jamás podrán volver a ver a los suyos; si acaso, una tumba. Los familiares de los presos y huidos etarras, sólo tendrán que viajar para verlos porque están vivos. Y exigiendo.

Por eso lo de la insistencia.  Porque, mucho me temo que de no ser por la denuncia de las víctimas de ETA, las de COVITE, que recordaron a la sociedad que el etarra Otejjji estaba inhabilitado hasta 2011, este podría haberse presentado a las elecciones vascas sin ningún tipo de cortapisa. De momento, la Junta Electoral de Vizcaya ya le ha comunicado a elGordo que él sí que puede irse a su casa, Ya veremos en dónde para. La vela que va por delante es la que alumbra. Por eso, no hay que ceder. Al enemigo ni agua. Hoy es una petición; mañana, una exigencia. En un próximo futuro se puede convertir en una cesión política, humillante para las víctimas y la conciencia del Estado. No estamos en Colombia, tampoco en Venezuela; este nuestro país se llama España.

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