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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Guindos, pastoreando el “ganao”



Después se fueron a tomar un par de cañas, una pulguita y, algunos, un ansiolítico.
Nos hemos metido en el invierno. Nos han birlado el otoño

Hasta ayer seguía viviendo sin vivir en mí, más bien ya me reconcomía, en la espera del desenlace final del “Caso Soria”, toda vez que ya había quedado zanjado el “Caso Valdeón” –por no poner el “Caso Zamora”, por eso de Soria y Zamora, pero es que el “Caso Zamora” fue otro, si se recuerdan, con Aznar. Pues, eso-. Llegó allí el ministro de las Economías de esta nuestra España, el pepero –o no- Guindos. Iba a explicar y deleitarnos a todos ante la Comisión del Congreso todo lo relativo a lo de su excompañero –y, sin embargo, amigo- de Gabinete, el exministro Soria y frustrado integrante de la dirección del Banco del mundo Mundial.
El aforo, hasta la bandera. De haberlo sabido, el ministro Guindos se habría vestido sus mejores galas con su boina calada hasta las cejas, su pellico, en ristre, el “cayato” –para que nadie se despiste- y una barba de tres días. La pava del “ideales” o de la picadura, chupada y humedecida hasta la mitad, es de imaginación, porque allí no se puede fumar, pero completaría la escenificación a lo “marianicoelcorto”. Si como iba elGiuindos ya le hizo gracia a elBarredor podemita y el ministro se descojonaba de lo que este le decía, imagínense el cuadro de esa otra manera, la sala en pleno por los suelos, rotos  todos de la risa, y el mastín o el podenco ladrando. Pero, no está el horno para bollos, coñe, que para circos ya están los de El Sol, el de La Ciudad de los Muchachos y, si me apuran, el de los Hermanos Tonetti, aunque sea en celuloide.Porque, oigan, como digo, llega el ministro Guindos y se hace con la suya un lío –o pretende hacérnoslo a los demás-, con que si la propuesta del nombramiento de Soria era técnica, nada de nada de política, pero luego, resulta, que le dicen desde el Gobierno que ya no puede coger el cargo. O sea que le acercan el caramelo, pero ni chuparlo. Si es que aun teniendo derecho al cargo, el propio Soria no tenía que haberlo pedido –como hizo-, no al menos en estos momentos, porque están muy recientes sus mentiras al personal con los papeles de Jersey. Y el Gobierno –por más que diga lo contrario elGuindos, que no lo cree ni el cuello de su camisa- no debió proponerlo para el cargo. Aunque sólo fuera por decoro, como decíamos, por estética; por lo de la ética, tampoco.
En esas estaba elGuindos, que como el del hortelano, cuando el de laPesoé atacaba y todos recordábamos a las pesoístas exministras como Malena Álvarez –que quién sabe dándandará-, Leire Pajín –a la que se recuerda más por la grosería que le dirigió el exalcalde de Valladolid, que por su labor- o Bibiana Aido, que no ha ido–que quiso alfabetizarnos con la creación de palabras: “miembros y miembras”- y todos nos sonrojábamos. El ciudadano no daba crédito a lo escuchado al ministro. Y el pódemita, qué decir de elBarredor. Le quitó el puesto al portavoz de su partido en la Comisión para salir en todas las teuves, que “paeso” es el jefe, de momento. ¡Menuda “piropeada” le echó al ministro! Y, al final, nada, nos quedamos como estábamos, o, quizá, un poco más abochornados.
Ellos, supongo, se irían a tomar un par de cañas, una pulguita y, alguno, también, me imagino- un ansiolítico. Porque, buena se le arrima a laPepé durante estos días. Después del “Caso Soria”, y sin paréntesis, ya tenemos ahí a laBarberá, la de la calor, imputada por el Supremo. LaBarberá se quedó entre dos aguas. Salió de Valencia y no llegó a Madrid. Dicen que discutió amargamente con Maíllo, el de Organización del partido, que le espetó que carretera y manta. Sí, sí, se va; pero, se queda. !Puff! LaCospedal, como siempre, en diferido, como con Bárcenas, que ahora retira la denuncia contra laPepé por romperle a martillazos el su ordenador; quizá, le hayan regalado, a cambio, el nuevo teléfono  de la manzana. Y por si fuera poco, elMatas, que quiere llegar a un acuerdo -¡con quién!- para no pasarse una temporada entre rejas. Vamos, que nos hemos metido en el invierno, y nadie sabe cómo ha sido. Nos han birlado el otoño. Y para más recochineo, la presidenta del Congreso nos convoca un Pleno sobre el "Caso Soria" para después del veinticinco. Vale, si ella lo dice.




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