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domingo, 1 de octubre de 2017

De deslealtades

Que no ha habido referéndum es un hecho. Que ha habido una farsa, una patraña, por parte de los golpistas, y además burda, también. Pero, igualmente, lo que ha habido hoy en Cataluña ha sido algo más de lo que nos esperábamos, porque así nos ilusionó el Gobierno de elPresiRajoy. Pensamos, como se nos dijo, que el Gobierno de España tenía previsto todos los supuestos. Sin embargo, la improvisación fue manifiesta.
No se entiende, si es que todos lo sabíamos, que el Gobierno y los tribunales se fiaran de la actitud y de la aptitud de los mocetes de laInvencible. Estos eran los encargados de poner el tranco a los colegios electorales, o más bien en los puntos de encuentro para votar. Sólo le faltó a los agentes catalanes sentarse con los farsantes a tomar el carajillo de la mañana, aunque algunos sí que se abrazaron a ellos, parlamentaron alegremente, recibieron claveles y aplausos, se emocionaron y rellenaron unas actas, con las que justificaban el trabajo bien hecho.
La Guardia Civil y la Policía Nacional supieron gestionar, sin embargo, sus tiempos y sus actuaciones, pese a todo. Cualquiera que trate de censurarles sus intervenciones se equivoca. Cumplían con su obligación y de manera profesional, lo que, ni por asomo, hicieron los cobardes y desleales mocetes de laInvencible.
ElRajoy prometió anoche comisiones, o algo así, para el diálogo y búsqueda de acuerdos. El pesoísta elPedroQué se nos presentó como si fuera ya, tal cual, el nuevo presidente del Gobierno de España, perdonando vidas, ratificándose en el apoyo al Estado de Derecho, pero así en el del Gobierno, mientras que el ciudadano elRivera también brindó su apoyo al Estado de Derecho y pronosticó –y no lo dudó- que el gobierno de la Generalidad iba a declarar, sin duda en breves, la República de Cataluña, y pidió elecciones.
ElRajoy le echó toda la culpa de lo sucedido a elPuigidemón –el hijo del pastelero y futuro presidente de su república-. elPedroQué a elRajoy y elPuigidemón y elRivera además de a elPugidemón a no se sabe a quién más. Pero, lo cierto, y parece que no se han dado cuenta todavía, que el que ha vencido a todos los demócrata de este país, a toda una nación, a todo un aparato del Estado ha sido el Mayor de los mocetes, un charnego, José Luis Trapero. Este chulo agente estrella, que tendría que estar en la cárcel, o al menos cesado en sus funciones desde los atentados terroristas del 17A. Otro desleal que juró o prometió la Constitución para poder llegar a donde ha llegado.
Pero, tampoco se nos oculta que ha habido otra gran deslealtad, y ha sido la de laPesoé, a través de elBailón Izeta, cuando  alrededor de media mañana daba a entender que los pesoístas no apoyaban al Gobierno. Eso dio nuevos bríos a los independentistas y provocó disturbios, si cabe, más violentos. Por la noche elPedroQué declaraba sentir vergüenza de las “cargas” policiales. Claro, no enteniende este hombre de Estado que estaban allí las Fuerzas de Seguridad del Estado para que les zurraran, para que el carroñero podemita elPedroManué se emocionara al ver cómo les pegaban a los agentes leales al Estado, a la Constitución. Si algún día llega a tomar las riendas del poder –que nos cojan confesados- dirá, como Alfonso Guerra en su momento, que ha descubierto a la Guardia Civil. Eso ha sido un golpe bajo.
La tercera deslealtad, pero que no es de ahora, es la de los obispos catalanes y los de la Conferencia Episcopal Española. ¡Para qué incidir más! Dios los ve desde el cielo, desde donde escribe recto con los renglones torcidos. Es muy probable que monseñor Blázquez se marque hoy con los cilicios.
Vendrán días aciagos y convulsos. Mientras tanto, no haría de más en dar un  paso al lado el secesionista Piqué, que tras insultar al presidente del Gobierno de España, dice que está dispuesto a dimitir de la selección. Hombre, que tenga por seguro que muchos se emocionarían, pero de verdad al verlo marchar, no como él, teatralizando su “pena”. Pero, no tiene huevos para dimitir, para renunciar al dinero que se lleva por cada partido, y van unos cuantos.

 

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