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lunes, 1 de enero de 2018

Pallín

Resulta asombroso, hasta el punto de tener que exclamar, y de manera macarrónica, lo de alucinas vecina. El ex juez del Supremo, José Antonio Martín Pallín, harto conocido por su ideología de izquierdas, hacía días atrás unas declaraciones al periódico El Mundo, de las que se deduce lo de la vecina. Es que a las pocas líneas ya induce a pensar si el periodista se quiere cebar con elPallín o es que el juez emérito de la Sala de lo Penal del Supremo está realmente convencido de lo que dice. Y quedémonos ahí, por no especular sobre otros aspectos personales del exjuez.


Es más que evidente que toda su visión sobre la situación por la que atraviesa la comunidad autónoma española de Cataluña, o si prefieren, por abreviar, la región catalana, es vista por elPallín desde la óptica de un militante de izquierdas, y un poco más. Lógicamente, al Gobierno de elPresiRajoy lo pone a caer de un burro, lo cual no es nada difícil, ni desde la perspectiva de izquierdas ni, incluso, de derechas. Pero, hombre, de ahí a salvar a los golpistas como si no hubieran roto un plato, me parece que es pasarse más de dos pueblos seguidos.

El caso es que sí está de acuerdo con los recursos interpuestos ante el Constitucional contra la Ley del Referándum y la Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República y reconoce –como no puede ser de otra manera- que el Constitucional las anuló, Pero, a renglón seguido, apunta que ahí debió terminar “el conflicto jurídico, político y constitucional”. Evidentemente, ahí no acabó nada. Y elPallín hace una insinuación: “alguien deberá explicar algún día qué sucedió; y dar la cara por las sanciones penales interpuestas a los exmiembros del Gobierno de Cataluña”.

De esa grave insinuación, a la que no se atreve a dar una respuesta el valiente militante de izquierdas, de deduce que sus otrora compañeros de toga están “compinchados” con los poderes políticos, entiéndase el Gobierno de la nación –incluso los partidos constitucionalistas para aplicar las sanciones penales a los políticos catalanes. Eso es, repito, muy grave, por cuanto pone en duda la independencia de los poderes del Estado.

Por tanto, cae por su propio peso la conclusión a la que llega el exmagistrado: las sanciones –la prisión a los golpistas- son excesivas. Prefiere pensar que son causa de un exceso de celo, que “en este caso es una equivocación total”. En su análisis –Dios mío, que análisis- termina concluyendo sobre los golpistas –lo de golpistas lo digo yo- que “no hay visos de delitos de rebelión, ni de sedición, ni tan siquiera de malversación”. Y sobre esto reta de manera tajante: “lo discuto jurídicamente en cualquier foro”.

Pena, penita, pena, que no expusiera en la entrevista los argumentos que esgrimiría en una discusión en un foro. Habría que conocerlos. Pena que el periodista no pudiera sacárselos, si es que lo intentó. Pero, desde luego, al que más le habría gustado conocer en activo y que los hubiera juzgado serían Tejero, Armada y Milans. O en su caso a elPuchi, Junqueras, Forcadell y el trapero de Trapero. Todo un hombretón de izquierdas juzgando a unos golpistas. O no.

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