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miércoles, 19 de diciembre de 2018

No es más tonto porque no puede

Algo muy grave está pasando en el país cuando alguien se atreve a llamar tonto al presidente del Ejecutivo y el que lo dice tiene además razón. O cuando el jefe de la oposición trate de "trastornao" al presidente de una comunidad autónoma y, además, lo acuse, de querer muertos y de guerra civilista. Y al igual que el otro tenga también razón. Y vaya si la tiene Casado, la razón, me refiero. El nazi presidente de la Generalidad está más para allá que para acá. Está loco de remate. Pero, eso sí, dentro de su descarnada locura despunta una gran maldad.
El xenófobo catalán, dentro de su cruel maldad, ha tratado de lavarse a sí mismo y a todos los golpistas catalanes. Cuando en el Pleno del Parlamento catalán le han pedido que explique a los Cederré que lo que planean para el 21D es un delito y que desistan de ello, sólo se le ha ocurrido insultar a los portavoces peperos y ciudadanos, afirmando -oigan, y todo convencido, pero a gritos, como un loco que es- que el pueblo catalán es un pueblo democrático y pacífico y la policía autonómica también.
Claro que tiene razón el demente: no todo el pueblo catalán es violento y no todo antidemocrático. Por supuesto. Pero sí lo es él, los golpistas y separatistas que lo apoyan y, sobre todo y en particular los Cederré, a los que tanto quiere, estima y anima a "apretar", a desarrollar violencia, aunque pueda haber muertos o que buscan obtener muertos.
Y dice que él no quiere muertos ni guerra civil. Pero bien que se ponía de espaldas a las fotografías que le presentaba Arrimadas de los actos violentos y vandálicos de los Cederré, cortando carreteras, incendiando contenedores, tomando sitios y lugares y un largo etcétera, ante la pasividad de los Mocetes de la Escuadra, la policía que blanquea como democrática, pero que colaboró efusivamente y entusiásticamente en la celebración del referéndum del UnoaCero. Esa policía de pacotilla sólo se preocupa de no tocar a los Cederrés e identificar a los quitan lazos amarillos. Es la policía de España que más gana, con distancia de las demás, y quieren más.
Desde luego, algo puede llegar a oler a cadáver en Cataluña. De ello, solamente habrá dos responsables. El primero, y principalmente, el presidente del Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, el plagiador de tesis doctorales, que se baja continuamente los pantalones ante el loco catalán, parece que tan sólo con el afán de ofender a todos los españoles y traicionar a España, a la que quiere romper con su nación de naciones. Será que le gusta así. Y, en segundo lugar, el loco presidente de la Generalidad, que no sólo no condena las acciones violentas de los Cederré, sino que los anima, incluso los instiga, a la violencia y al odio, llamándolos a apretar, que se puede traducir por buscar muertos.
Pero es que al primero, a elPedroQué? la gente ya no lo respeta como presidente del Gobierno de España. El país entero aceptó que había ganado la presidencia del Gobierno de manera legal -¡pero con vaya socios!-, pero no  legítima. Pero su comportamiento megalómano -quiere ser Kennedy- y estúpido y traicionero a España, lo pierde. Cree -o quiere hacernos creer- que está apaciguando a las fieras, cuando estas cada día están más crecidas, hasta el punto de obligarle a hacer una minicumbre con los golpistas, como si se tratara de dos "Estados" y, luego, lo que es también gravísimo, viene a reírse del dolor de los padres y familiares y amigos y de prácticamente toda España cuando osa afirmar que la Prisión Permanente Revisable no habría salvado a la joven zamorana Laura Luelmo de morir asesinada y violada por un criminal recién salido de prisión, donde estuvo por haber cometido otro crimen. Nada puede extrañar que el padre de Marta del Castillo declare que Sánchez no puede ser más tonto, porque no puede. Y tiene toda la razón. Lo que sobre el caso opinen los ultraizquierdistas podemitas y los comunistas ya no interesa a nadie. Por si no se habían enterado.

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