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lunes, 13 de mayo de 2019

Delincuentes y analfabetas

Hay que ver lo de esta gente. Van un juicio como testigos para defender a los golpistas y entran a la Sala del Supremo donde se desarrolla la vista, cuentas unas cuantas trolas, se auto inculpan y se las piran por donde han llegado. Si a mal no viene, insultan a España y a los españoles, que para eso sí que saben aprovechar todas las ocasiones. Y aquí no ha pasado nada. Y si te he visto no me acuerdo, que para eso están los golpistas para mentir e insultar.
Desfachatez e ignorancia supina la de las independistas estas de la Cup, en particular por parte de la exdiputada de la Generalidad catalana, una tal Mireia Boya. Ni buena moza, ni bien "hablá". No se merecen los catalanes de buena fe una representante como esta tipa, que está ya procesada por desobediencia y será juzgada por el Tribunal Superior de Justicia Cataluña. ¡Ejemplar toda ella! Tras sus declaraciones en el Supremo ante el juez Manuel Marchena salió de allí como la que no hace la cosa. Y el personal quedó con la boca abierta, no de admiración, sino de estupefacción.
Impertérrita, o como se dice habitualmente con toda su cara dura, declaró que había estado presente en las inmediaciones de la consejería de Economía el 20 de septiembre, cuando una comisión judicial trataba de registrar los despachos de la consejería del salvador de la patria, el que pone el ojo donde pone la bala.
El ambiente exterior a dicha consejería era para la cupera una fiesta, pacífica y democrática. Claro, como siempre. Estos no hacen mal, ni daño a nadie. Siempre están de fiesta. Pues, para criticar a los andaluces, ya les vale, porque los que están de fiesta siempre son los indepes, a los que, ciertamente, no les hace falta trabajar; viven del momio, son una mafia de "apesebraos" y paniaguados.
Pues eso, que decía en el juicio la cupera lo de la fiesta y pacifismo y democracia. No cuadra mucho su apreciación con la del jefe de los Mocetes de Escuadra, que junto a sus hombres se vio impotente para poder rescatar de la consejería a sus compañeros los guardias civiles: "Ni con el Séptimo de Caballería", dijo, se le habría ocurrido acercarse allí. Efectivamente, la consejería de Yunqueras estaba rodeada de sioux sedientos de venganza y de otras cosas, que no cito por pudor.
En fin, que como el personal que por allí andaba era pacífico, tuvieron que decirle los Yordis a la cupera que fuera ella y otra compañera suya las que trataran de parar a los, se supone, cuperos, ya que el cerco se daba por finalizado. Ni cortas ni perezosas ambas dos cuperas se subieron a los Patrol de la Guardia Civil. Dijo la descarada que sí que ella había contribuido a aboyar el techo de los coches, provocando la "envidia" de los sioux y reconociendo, a la vez, su delito.
La tipa trató de justificar su acción aduciendo en el juicio que era el mejor atril que pudieron encontrar. Además de delincuentes, estas señoras son unas verdaderas analfabetas funcionales. Un atril es el lugar donde se colocan los papeles del orador. La mojigata tuvo que decir que era el mejor púlpito que había en el lugar. Pero, ni sabe de la existencia de esa palabra, ni para lo que sirve. En fin, analfabeta y delincuente. Y en libertad.

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