Y va el elemento
este y se nos llega hasta Madrid
para amenazar e incitar. Sí, el mismo que viste y calza, el nazi xenófobo de la
Generalidad catalana, o lo que es lo
mismo el gilipollas –que no sé si es peor- independentista-secesionista y
aspirante a golpista y prisionero. Lo triste es que nadie lo lleve ante los
tribunales. Pero ya. El juez no actúa, supongo, porque no hay denuncia contra
el nazi y la Fiscalía tampoco,
porque el xenófobo es amigo de laPesoé,
y más en concreto de Sánchez.
Pero, vamos, si lo
que está haciendo y diciendo ese hombre no es delito, se explica que en Barcelona haya tanta delincuencia y
tanto delincuente inmunes. Tendrán que ser de nuevo los de VOX –y acaso esos tampoco- los que presenten denuncia contra el
hombre primitivo, como hizo contra los golpistas catalanes. Porque tras su
intervención en la capital del Reino,
el delito está cometido de manera fehaciente.
El catalán ha
anunciado a bombo y platillo –más a bombo que a platillo- que los secesionistas
no van a aceptar la sentencia condenatoria de los golpistas –hoy en prisión, a
la espera de lo que dictamine el
Tribunal Supremo- y que va a movilizar al pueblo catalán para que tome las
calles, como los chinos, lo que sucede que no son tantos. Sin violencia, eso
sí, que los secesionistas van a hacer una revolución alegre, porque, como
siempre, ellos son demócratas y pacíficos.
Precisamente,
fíjense qué pacíficos son, que es muy probable que la pena que les imponga el Supremo sea por rebelión, para lo cual
el Tribunal ha de considerar que durante la jornada del 20 y otras de octubre
del 17 hubo violencia. Sí señor, y mucha.
Pues, ya me
dirán si no hay razones suficientes para empapelar al gilipollas, que,
públicamente, y con difusión –delante de muchos medios de comunicación- ha anunciado
con antelación que los nacionalistas no van a aceptar la sentencia del Supremo,
que ya da por condenatoria, y que va a sacar a la gente a la calle. Por un lado
–aunque en eso de las sentencias ya estamos acostumbrados a que los catalanes
se la pasen por el triángulo de gallumbos - no van a obedecer a los tribunales
y, por otro, está incitando al odio y a la violencia a sus huestes, este guerra
civilista.
De todas formas,
está por ver en esta ocasión cuántos catalanes van a seguir sus consignas y sus
llamamientos. La gente está muy cansada de tanto papelón de los políticos
catalanes –o de gilipollas varios-, que cada día más, se ve que lo suyo es el
dinero, para ellos y los suyos. La gente normal y decente se está cabreando. Y
está harta de que la sangren con aportaciones voluntarias, cuando no coactivas,
para realizar donativos para todo: publicidad, cartelería, para elPuchi, el cobarde de Waterlóo. Esperemos al día once, y
veremos.
Todo se traduce
en una lucha de intereses entre los seguidores del de Waterlóo y los del señor
de los barrotes, Oriol Yunqueras.
Este último quiere elecciones regionales para zamparse a elPuchi, mientras que
este lo que quiere es la investidura como el presidente legítimo de la
Generalidad. El Puchi, a favor de la intransigencia, a lo que el otro responde
con la falsa moderación de un mártir de la causa. Como si fuera el patriarca,
declara a la SER, desde la cárcel, a
lo Churchill, prometiendo sangre
dolor y lágrimas. Aguántelos ustedes a los dos si quieren. Para mí, tan gilipollas
es el uno como el otro.
Viene a ser algo
similar a lo que está sucediendo con el presidente de laPesoé, Sánchez, y el podemita de extrema
izquierda, elPabloManué. Piensa
elpodemita que Sánchez lo vetó, porque no soportaría que alguien en el Consejo de Ministros le hiciera
sombra, así que “el problema es Sánchez”. Pero, claro, imaginarse pueden que
Sánchez pensará lo mismo, pero sobre el podemita. Menudos par de ególatras. Dos
problemas para el país.
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