Mírelos, ya
están de nuevo los miserables –y las miserablas- llamando a los catalanes a manifestarse
el próximo 11S. Son tan miserables que sólo los une la pasta, la pela. Porque a
estos golpistas lo único que les interesa es la pasta. Ya ven el uno, en Bélgica y la otra en Suiza. Ni se hablan ni se miran, pero
en mentando los céntimos hasta son amigos, como en FaceBuc.
Él, elPuchi, y ella laRovira, ambos dos a la desesperada, suplicando que la gente acuda
a la manifestación de la Diada.
Lógico y natural, los golpistas se juegan en esta manifestación, ya digo, la
pasta. El prestigio y la honradez, se la sudan. Pretenden mostrar al mundo su
poderío, su capacidad de llamamiento. Este año, y a estas fechas, lo tienen muy
crudo, porque hay muy poquita gente apuntada. Miren si por eso, porque hay
pocos y con el llamamiento de estos dos energúmenos se suman algunos más.
Aunque al final sean muchos tampoco van a asustar a nadie: todo de prisa y
corriendo y a última hora. Ya veremos.
A quien no le ha
tenido que sentar muy bien lo del llamamiento por parte de laRovira es a su
jefe de filas, que descansa en prisión. Yunqueras
preferiría que la gente de la Diada no fuera mucha y cargar toda la culpa a
elPuchi y los suyos y a la ANC, que
tampoco lo quieren muchos estos activistas a él. Pero como aquí todos andan
envueltos y revueltos, vaya usted a saber.
A todo esto, el
Gobierno de Sánchez se limita a
pedirle al nazi xenófobo presidente de la Generalidad
que cumpla las leyes ante el llamamiento que este gorila ha hecho a la
ciudadanía a no aceptar la sentencia, si es condenatoria, del Golpe de Estado. No tiene arrestos
Sánchez para mandar contra él a los fiscales y acusarlo de incitación a la
violencia y al odio, como mínimo.
El guerra
civilista hace y dice lo que le viene en gana, como hizo con la pancarta
colocada en la fachada de la Generalidad y los lazos amarillos, desobedeciendo
a la Junta Electoral Central. Bien
es cierto que lo van a sentar en el banquillo, los jueces. Pero, malo, malo. Se
comenta ya que ni estos van a mostrar la cara dura de la Ley: lo van a despachar con unos cuantos miles de euros, que pagará
del bolsillo del contribuyente. De inhabilitación paraece que no se habla, no
al menos todavía. Sería la ocasión para quitar de la vida pública a un
sinvergüenza durante algún tiempo.
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