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domingo, 20 de octubre de 2019

El orden público y "laparió"

Ahora el fray Bailón le dice al nazi xenófobo presidente de la Generalidad que antes de pedir audiencia al todopoderoso Sánchez hable con los líderes de los demás partidos políticos catalanes. ¡Grandiosa ocurrencia, como no podría ser de otra manera, del fray Bailón "atocinao"! Lo cierto es que Sánchez, de nuevo estaba reunido -comiendo o bebiendo o viendo en la tele la insurrección de los indepes- cuando el neandertal catalán volvió a llamarlo por teléfono, por tercera. Le habría salido mejor irse a Madrid en el AVE y darse un garbeo por Pedralbes, en La Moncloa.
Todo esto es de lo más absurdo. Hasta laPescadera alcaldesa de Barcelona se atreve a ofrecerse de intermediaria para que el nazi y el de laPesoé conversen en privado, dialoguen como les gusta decir a los indepes. ¡Santo Dios! La misma podemita que viste y calza, que apoya los movimientos indepes, la que también ha echado su leña al fuego para que todo esté en Cataluña patas arriba, la que no ha permitido la intervención de la Guardia Urbana. Viene ahora la pacata a erigirse en lideresa. ¡Y una mierda!
Pero, el que ya llega a rizar el rizo es el ministro de los Interiores, Marlaska -el del "caso Faisán" y el del "caso Judas"-, que por más que lo intenta con las teles amigas -laVI y laI- no logra blanquearse. Repitió por activa y por pasiva que la insurrección de los indepes en Cataluña, los que protestaban por el regalito de la sentencia del Supremo a los golpistas, que eso no era otra cosa que "un problema de orden público". ¡Ya le vale al tío! Y a los periodistas que asistieron a la rueda de prensa. ¡Joer!
Pues anda, que el tío Marlaska se hartó a repetir que todos los desórdenes, los disturbios, la insurrección de los indepes en Cataluña durante siete noches seguidas se reducía a un problema de orden público. Así lo quiere Sánchez, que continúa con su cariño hacia los golpistas. O sea que los más de tres millones de euros en destrozos originados por los insurrectos -no contamos ya las pérdidas millonarias en el turismo, y las que vendrán como consecuencia de haber hecho arder Barcelona en directo-, los heridos -dos de ellos muy graves: una joven y un policía nacional-, los actos de pillaje y un largo etecé, que hemos visto por la tele, como vimos la violencia del UnoaCero, pero que no vieron los siete magníficos jueces del Tribunal Supremo, no es otra cosa, que nadie se piense lo contrario, que alteración del orden público.
El ministro de los Interiores, quizá el peor valorado de todo el Gabinete socialista- quiere desde ya allanarle el camino a los jueces. Si hay que volver a juzgar a alguien por todo esto -por ejemplo, al loco nazi de la Generalidad- tengan en cuenta que sólo ha habido alteración del orden público. Es que los indepes son pacíficos y demócratas y sólo pretenden hacer una revolución con la sonrisa por delante. ¡Jeje!
De esto ya está bien avisado, y sabido, el presidente de la Sala II del Tribunal Supremo, a la sazón el conocido como Marchena, del que en estos momentos ignoro si tiene algo que ver con los flamencos Marchena, no los belgas, hombre, que ya solo eso nos faltaba, sino los del cante y del baile. Flamenco se puso el juez Marchena en el "besamanos" del día de la Patria nuestra. Ante los plumillas allí presentes y ante la inminente sentencia contra los golpistas delincuentes catalanes, y ante las filtraciones de días anteriores sobre la misma, hizo recobrar la esperanza a muchos españoles: la sentencia no es tal hasta que la haya firmado el último magistrado. Solo le faltó declarar que hasta el rabo todo es toro. Así lo habría manifestado un flamenco.

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