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lunes, 9 de diciembre de 2019

Vientos tramontanos que trastornan

Sospechar, lo sospechábamos, que el equivalente al Defensor del Pueblo, pero en catalán era algo imbécil. Son muchas las tonterías que ha dicho a lo largo y ancho de su existencia. No nos equivocábamos; es más, nos quedábamos cortos, la verdad. Es un verdadero gilipollas, tanto, o igual, como los que últimamente -gilipollas- afloran por el noreste español, mal que les duela, no por el hecho de ser gilipollas -que eso les es innato-, sino porque viven en territorio español. La última gilipollez de este elemento se refiere a la Sanidad en Cataluña.
Como era de esperar, el déficit catalán en la medicina, los retrasos en las operaciones -hay que esperar más de 116 días- y todo lo malo que atañe a ese sector es por culpa del resto de los españoles. Es que dice el muy imbécil Defensor que vamos allí a operarnos todos los españoles, o casi todos y más, con lo cual se retrasa considerablemente el calendario para los que esperan ser intervenidos y, consecuentemente, a ellos -a los catalanes- les sale más cara la Sanidad. O dicho en otras palabras: ¡España nos roba! Como decía el chorizo exmuy honorable, expresidente de la Generalidad catalana, Yordi Pujjjol, de quien todavía no se atreven a decir los sucesivos gobiernos españoles a cuánto asciende la fortuna que les choriceó a los catalanes, a los españoles en general y a todo el que se le puso por delante. Se cree que la fortuna de la familia mafiosa de los Pujjjol no baja de los tres mil millones de euros, aunque hay quien asegura que hasta puede superar los treinta mil millones. A ver, a esperar nos toca, y a aguantarnos también, que ya no hay, increíblemente, ni un solo miembro de esta familia en la cárcel. ¡Manda güevos!
Pues, lo mismo, el gilipollas del Defensor de los políticos catalanes -que no de los ciudadanos- echa la culpa al resto de los españoles de la pésima, malísima gestión de la Sanidad catalana. Ahí está el meollo de la cuestión, y no en otro lugar. Como en prácticamente cualquier lugar de España, la medicina en Cataluña es, en general, buena, que para eso somos un país de fama mundial en la asistencia sanitaria. Pero, otra cosa es la gestión política de la misma, que en Cataluña es nefasta, lo que ha inducido a muchos médicos a abandonar esa comunidad autónoma española. Eso es lo grave, la gestión de la Sanidad, que los ineptos políticos catalanes hacen de la misma, mientras que el gilipollas ese culpa a los españoles -incluyendo entre los españoles, por supuesto, a los catalanes- de lo mal que les va en Cataluña la Sanidad. Ahora, pedirán a Sánchez más dinero, que tienen que paliar ese déficit.
Es que nos han puesto de moda, como culpables de todo, los ineptos políticos catalanes, a los españoles que no habitamos en Cataluña. Recientemente la bordelina alcaldesa de Barcelona, a través de una campaña de lavado de cerebro a los catalanes, acusaba a los castellanohablantes de ser los machistas y alababa a los que hablaban en Catalán, que eran los que reprendían a los primeros. La iletrada alcaldesa de Barcelona es eso, alcaldesa sí, pero bordelina e impresentable iletrada, rozando el analfabestismo funcional. Ya me dirán hasta dónde llegan los que la eligieron.
Pero no se paran en barras los gilipollas políticos de esa zona, del noreste español. Es que el que fuera consejero de Exteriores de la Generalidad -aunque él se autoproclamaba ministro, jaja, hasta en eso es tonto-, Carod Rovira, nos salta con que los hijos maltratadores de sus padres son los catellanoparlantes. Ahí lo tienen, el "ministro" que se fue a Tierra Santa, con el exalcalde de Barceloan Maragall. Ambos se fueron allí para colocarse una corona de espinas en la cabeza. Tontos, lo que se dice tontos, lo son en verdad, pero gilipollas también. Como la colaboradora de Teve3, una tal Juliana Canet, que recomienda desde esta teuve pública masturbarse en catalán para que el "castellano no nos invada". Ya me dirán, qué calificativo puede darse a esta elementa.

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