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viernes, 17 de julio de 2020

Una juez vilmente peligrosa

Aquí seguimos, del mismo lado. Aguantando y soportando que una juez, mienta como una bellaca para justificar su decisión de puesta en libertad de los delincuentes condenados por el Golpe de Estado. Sí, señor, en efecto, la juez de Vigilancia Penitenciaria María Jesús Arnau Sala afirma que los delincuentes, estos, se han sometido a programas de resolución de conflictos de forma pacífica y que todos han comprendido el alcance de sus actos. Amén, a la señora magistrada, que más que juez parece cura hablando de filisteos arrepentidos, de los que ni conoce ni sabe su historia. Por lo menos, podría escucharlos, que no se esconden, no, para hablar.

Acaso habría que plantearse en este momento lo de que quién juzga al juez. Porque, vamos, dejar impartir justicia a una persona que hace tales afirmaciones resulta realmente peligroso por los resultados y grave por quien se lo permite. O, disculpen, o no. Las afirmaciones de Arnau Sala, incluso podrían resultar hasta delictivas, por presunta prevaricación, y se pone "presunta" porque así lo exigen los cánones. 
Porque, vamos a ver, ninguno de los golpistas condenados -alguno hasta a trece años de prisión- se ha arrepentido de lo que hicieron, Pero, aunque se hubieran arrepentido, eso no es motivo para dejarlos en libertad; pero, es que tampoco han hecho ningún curso de reinserción, como quiere dar a entender la juez. ¡Aquí hay gato encerrado! ¡Jéjé! Que se piensa la señora magistrada que somos tontos y que, diga lo que diga, nos lo creemos a pies juntillas. Pues, mire, que no, que todo lo contrario. No hace nada la magistrada para que podamos creer en la Justicia, no al menos en la que ella imparte. Por eso, no estaría de más una investigación del Consejo General del Poder Judicial, que ante esta barbarie criminal no ha dicho ni mús. ¡O es que dicho Consejo no sirve para nada!
Miren, lo primero que hizo uno de los golpistas -uno de los más cortitos intectualmente-, uno de los Yordis, el Cuixart, fue dar un mítin en plena calle afirmando que "lo volveremos a hacer", pero si por si fuera poco, difundió la idea a través de las redes sociales: "el tercer grado no es nada. Seguiremos luchando para que se acabe toda la represión, el retorno de los exiliados y por la autodeterminación de Cataluña. Viva la república catalana".
Todo lo contrario a lo que afirma la mencionada jueza, que tendría, a buen ser, que estar avergonzada, cuando menos, y dimitir de su cargo de magistrada, para, al menos, ser consecuente. Pero, no, ahí sigue, manteniendo sus mentiras, porque, como los presos delincuentes a los que ha dejado en libertad, ni se desdice de lo dicho ni se arrepiente.
Como los Pujjoles. Otros que tal bailan. Se han estado forrando de pasta gansa, mientras el muy exilustre acusaba a España de robar a los catalanes. ¡Eso ni se perdona ni se olvida! "España nos roba", decía el muy sinvergüenza ladrón, mientras aleccionaba a toda su familia para formar una banda criminal y sacar a Andorra, ni se sabe los millones de euros,en bolsas de basura. Desde el mayor al pequeño, pasando por la sor Ferrusola, se han enriquecido de "manera desmedida". Y los más despreciable de todo es que existen otros muchos más despreciables catalanes que adoran a esta "sagrada familioa" y la defienden. Para eso solo cabe una respuesta: ¡manda güevos, envíenlos, ya, a la cárcel!

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