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martes, 25 de noviembre de 2014

Nicolás, ministro absoluto, Papa Pablo

De verdad, que dejen, por favor, de decir estupideces y sandeces. De verdad, que nos tienen hartos. De verdad es que ya huelen como las barraganas. Ahora resulta que toda la gente importante como descubridores, escritores, filósofos, intelectuales, etc., que ha habido en el mundo -y, puestos a ello, los que habrá- son y serán catalanes de Cataluña. Vale, bien, que sí, que claro, que cómo no. Y los aborígenes sin enterarse, que esto es sólo para los ilustrados; los demás, ahí lo tienen, porque lo dicen y lo deciden ellos, y a lo vuestro a callar y a votar, que para eso nos roban... los Pujjol, que es que no se han enterado. Pero todos vivitos y coleando, vamos que por la calle y de chulos provocadores: ni el traidor Arturo, ahora mártir de la causa secesionista, ni los Pujjol, chorizos profesionales, ingresan en prisión, aunque sólo sea de forma preventiva. Nada.

Algo similar nos pasa con el ministro de Interior, que aburre. Que sí, que sólo verlo, con su presencia beatífica, echa para atrás; vamos, el paradigma de lo anti carismático. Ahora va y nos dice que el "Pequeño Nicolás" no es nadie -!pues estuvo un buen rato en la pantalla de T5, que lo vimos muchos!-, que a lo que dice que dijo ya le han salido los desmentidos oficiales de las correspondientes instituciones públicas. No sabe el ministro que eso no quiere decir nada, que lo que hace falta es que se demuestre que lo que dice que dijo el "Pequeño Nicolás" no es cierto, que miente como un bellaco. Piensa el ministro de Interior que porque él dice lo que dice contra el enigmático Nicolás es verdad, y mucho menos cuando es el ministro el que lo dice: lo cierto es que no nos aclaramos. Pero es que nadie lo cree, al ministro, ni siquiera la que tiene al lado, así que como para creerlo los demás: todavía recordamos cuando dejó en libertad al sanguinario etarra Bolinaga, porque si no se cometería prevaricación y estaba pachucho el pobre. Pues por la calle sigue, de chiquitos, como Arturo y los Pujjol.
Pero aquí no pasa nada. Ni el becario Errejón devuelve el dinero; si ni tan siquiera pide disculpas, como para dimitir de sus cargo como secretario de Política en Podemos. Además, ahora, ya nos entusiasma -a Pablo Iglesias- el Papa Francisco, así que todos tan amigos, que vamos a ver si captamos a los de las iglesias a los meapilas, y por el camino estudiamos cómo llegar a ser Papa, el futuro Papa Pablo, si alguien no lo evita. Dios, lo que hay que ver.

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