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jueves, 4 de diciembre de 2014

ETA se ríe, los asesinados no pueden llorar

Estábamos viéndolo venir, pero no por ello nos ha causado menos disgusto y desasosiego y frustración e indignación. Y mucho cabreo. Tres magistrados reunidos en Tribunal de la Audiencia Nacional han decretado la libertad para unos tipejos asesinos de la banda ETA, uno de ellos, Santi Potros, de los más sanguinarios de la nefasta historia de estos delincuentes; el otro, Plazaola Anduraga, un chorizo, inductor al asesinato. Mucho nos tememos que vendrán más liberaciones, varias.
Estos magistrados, que cobran cada uno de ellos más de cien mil euros al año, son interpretadores de leyes, que buscan la ocasión y aceleran los tiempos para aplicarlas cuando les viene en gana. Para este camino, no necesitábamos estas alforjas, porque si han quedado satisfechos personal y moralmente, pues, ala, ya pueden irse a disfrutar del sueldo; nosotros temblando, por si algún día nos tienen que juzgar. Pero, nada, hombre, que no se sonrojen, por favor, que ustedes  -Manuela Fernández de Prados, Javier Martínez Lázaro y Ramón Sáez- son ciudadanos libres de toda sospecha; además, pueden expresarse como quieran -hay libertad de expresión, o no- como hicieron sus compañeros jueces en el manifiesto del 9N, en Cataluña, España. Hombre, para algo está ahí el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), oigan, para censurarles -que no procesarlos ni expulsarlos de la carrera judicial- su profesionalidad porque el contenido del documento aquel contradice la doctrina constitucional al reconocer a Cataluña como sujeto soberano. Es decir, que no hay delito. No entendemos nada de lo que ese poder judicial quiere decir -quizá porque no sean muy duchos en gramática, un repasillo no les vendría mal-; pero bueno, si lo dice el CGPJ, pues a la chita callando. Por si acaso.
Entonces quedamos en que el asesino Santi Potros tenía que estar en prisión hasta el 24 de septiembre de 2025 y el otro elemento hasta agosto de 2026. Vaya, vaya. Y pensábamos que los del anuncio de la Lotería de Navidad se habían pasado. El ángel del milagro de la Navidad, se ha equivocado, ha perdido la brújula o está tonto. Este año no sonarán las campanitas anunciado que el cielo le ha concedido las alas. Le va a tocar llorar, como seguro que ya están haciendo las familias de los asesinados por los de la banda etarra.
El ministro de Interior, léanselo que no tiene desperdicio, como siempre, diciendo cosas y cosas, que no sabe qué cosas dice, pero las dice. Vale. El nuevo y flamante ministro de Justicia, Catalá, que sí, que  ya, que a ver si la Fiscalía presenta un recurso. El Fiscal General del Estado no dice ni mú y el fiscal de la Audiencia mareando la perdiz. !No te fastidia!
 
 
 

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