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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Juez y parte. Eso no puede ser

Es lo que se dice rabia contenida, o impotencia, o burla. A los asesinos de ETA que estén cumpliendo condenas en el extranjero -en Francia, mismamente- cuando vuelvan a España a cumplir las correspondientes que se les impusieron aquí se les descontará el tiempo que hayan permanecido en prisión allí. Vamos, que dos por uno, como en los supermercados. La Justicia con ofertas.
El juez, ese de la Audiencia Nacional -el nuevo guerrero del antifaz, llanero solitario, el nuevo supermangarzón- está que se vacía por aplicar esta doctrina, más bien esta engañifa, o fraude, o lo que sea, mire usted. Está que se hace pis piernas abajo por ponerle las cosas fáciles y agradables a esos tipejos sin escrúpulos y desalmados de una banda de delincuentes asesinos. Incomprensible. !Quién te viera y quién te ve! Quizá tenga alguna fibra tocada. Acaso.
No van a ser ni uno ni dos los asesinos que se beneficien de esta particular forma de aplicar Justicia, no, van a ser muchos, como sucedió con los de la doctrina Parot -!Que no nos hemos olvidado!-. Ni se han arrepentido, por supuesto no han pedido perdón, ni han indemnizado a los familiares de los que impunemente han asesinado. O sea, que matar les sale gratis. Pero, hélos ahí, en dos días en la calle, vivitos y coleando, tomando chiquitos con el otro asesino, Bolinaga, puesto en libertad con la aquiescencia del Gobierno Rajoy, y que quiso justificar -aquí no pasa nada- con una desfachatez increíble e inadmisible el ministro de Interior. !Esto, señor mío, no tiene justificación! Lo peor de todo es que no llega más allá, el ministro, que se lo cree él solito, no le hace falta ayuda, a pies juntillas. Pena de una minicrisis de Gobierno, aprovechando lo de Ana Mato -ya le vale-, para ejercitar su suplencia. Si es que no puede ser, hombre, que dice de la muerte del hincha del Depor que no hay mal que por bien no venga. Y no es eso, coño, no es eso.
Hay que darse prisa, señores de la Justicia, que llega la Navidad, y tienen que celebrarla, estos asesinos, con sus familias -pobres, a ver si no llegan a tiempo, no nos lo perdonaríamos-. Brindarán con champán por verse libres, por estar con sus familias, por los asesinatos cometidos -como ya hacían en las prisiones-, y se reirán -sí, mucho- y se carcajearán -sí, mucho-, de todos nosotros y de ustedes, los jueces. Ellos no tienen escrúpulos, no piensen que les van a estar agradecidos, no sean incautos.
En otros lugares, mientras tanto, dispersas por la geografía nacional, serán muchas las familias destrozadas, traumatizadas, olvidadas, agraviadas y humilladas por todo esto, las que, con enorme tristeza e impotencia, y en solitario, rezarán y llorarán por sus familiares queridos muertos: padres, hijos, hermanos asesinados. Esos que ya no volverán por Navidad. Que lo sepa, señor juez, que descanse, que duerma bien. Felices fiestas.
 

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