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martes, 23 de diciembre de 2014

Pablo Iglesias, contra los periodistas

"El barredor", Pablo Iglesias, continúa con su periplo catalán, cada vez más engreído, cada vez más mostrando su resquemor, su bilis, su odio, que se resume todo en envida cochina y, sobre todo, frustración personal. A quién se le ocurre pensar que porque una persona -el nuevo portavoz del pepé en el Congreso- diga "caca" ha estudiado en colegio privado y porque otra le replique con "mierda" quiere decir que ha estudiado en colegio público. Detrás de esas conclusiones se esconden muchas claves de la personalidad de este megalómano, como "el pequeño Nicolás". Seguro que tampoco quiere abrazarse con él; lo sabía.
La cuestión es mental. Porque no es que su familia no tuviera posibles, no, para que él pudiera estudiar donde quisiera: su madre, abogada laboralista y su padre inspector de Trabajo, en Zamora (por cierto, el inspector, ya jubilado, ostenta cargo en la directiva de Podemos en esa provincia, junto a un tal Braulio Llamero, experiodista de Radio Nacional). Es que eso se lleva, como digo, en la mente, y se ven muchos casos como el suyo: cobra más dinero que el presidente del Gobierno, pero si hace falta -aunque sólo sea por aparentar- viaja en un "seiscientos" (que no es el caso); es comunista, pero vive mejor que un marqués. El debate mental es continuo, la lucha interior es dura, es como un rum rum permanente, de día y de noche.  De psicoanalista, vamos.
Ahora "el barredor" está en tratos, en la Ciudad Condal, con Ada Colau, la lideresa de Guanyem, para más señas la instigadora de los "escraches" o lo que es lo mismo de las intimidaciones, de las coacciones -!otra miss que tal baila!-. Miren, Dios los cría y ellos se juntan, porque pretenden hacer suyo -también junto con los de Iniciativa, ay Jesús- el ayuntamiento de Barcelona, en las próximas municipales. Como por un casual ganen, el éxodo puede ser masivo.
Tan bien parece que le va a "el barredor" por Cataluña, con grandes audiencias de seguidores, y que se encuentra allí tan a gusto, tan por encima del bien y del mal, tanto, que aprovecha para soltar sus exabruptos contra los periodistas que no son de su agrado, y que cada día son más, es decir que como toque poder, ya lo viene avisando, el amigo, ojito a los navegantes. !Pues, a mí me gustaría seguir escribiendo, leche!

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