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domingo, 28 de diciembre de 2014

El Rey, Felipe VI, y Mariano Rajoy juegan al mus

No iba a ser menos el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Él también quiso intervenir por Navidad. Que es que estamos en Navidad, por si alguien no se ha enterado. Pero lo hizo con resquemor interno, casi con amargura, porque, saben, el viejo zorro periodista, Fernando Ónega -gallego, para más señas-, bastante bien informado casi siempre, nos ha enterado de que el Gobierno no estuvo de acuerdo en cómo Felipe VI habló de la crisis y de Cataluña en su primer mensaje pascual, a través de la tele. Que no, que no. Y, claro, el presi encajó mal el asunto.
Estábamos en la creencia de que el Gobierno conoce y aprueba o reprueba con antelación las intervenciones públicas del Monarca. Si no estaba Rajoy de acuerdo con la visión que el Rey tenía de esos dos asuntos por qué no se los revocó o le "insinuó" que le diera otra forma o bien si lo hizo, lo desaprobó,  es que el recién ascendido al trono no hizo caso. Ya empezamos. El asunto se las trae, sería grave, pues el Rey también habría ninguneado al Gobierno. ¡Estos Borbones, si es que anda! A medida que se van conociendo detalles, los malpensados comienzan a ver una mano oscura y delgada, huesuda, en toda la intervención del Rey, desde el escenario o la puesta en escena, que queda muy fino, hasta sus movimientos, sus gestos, pasando por la vestimenta y, por supuesto, el discurso en su contenido. Puede que alguien, que no se descarta que sea una mujer, que quizá trabajó en televisión, que acaso le guste escribir, que su familia tenga tradición republicana (ahora uno se explica por qué casi ni se vio la rojigualda), que puede que hasta duerma en La Zarzuela -que diría Gila- haya influido algo en todo esto y esté echándose un farol de órdago a la chica. Inocente. Veremos en dónde desemboca todo esto. Tiempo al tiempo.
De lo de la intervención de Rajoy -con cara de dolor de estómago, acaso por la contrariedad con el monarca, acaso porque él tiene ese gesto de mahumorado, como de gatos en el estómago, aunque sus buenos puritos se fuma-, mucho hay que decir; aunque, ahora resumiremos, porque tiempo queda para ampliar: quiere agotar la legislatura, es decir que elecciones para noviembre, y ya veremos en las municipales si va Esperanza Aguirre, depende de cómo se porte; con el psoé no se descarta el pacto de Gobierno (a nada que sale, ya están "cagaos"); de las medidas anticorrupción, pues todas, a ver si hasta entonces no surge algún que otro forúnculo; para los catalanes ofreció el "presi" diálogo, después de que ya han hecho todo lo que han querido, pero nada de a ver si prospera la querella interpuesta al delincuente Arturo; contra el ébola somos los mejores, hubo que matar a un perro -de cuyo nombre no me quiero acordar-, sí, claro que más se perdió en Cuba; en 2015, ahí a la vuelta de la esquina o pasados unos días, como se prefiera, vamos a despegar económicamente, si hace falta hasta en un Hércules de las Fuerzas Armadas; y de ETA, pues de los asesinos, bandidos y delincuentes de ETA y de sus víctimas, "ná de na", sólo cuando le preguntaron. En esto -vaya par de dos- parece que sí estaba de acuerdo con Su Majestad. Pero contentos nos vamos, porque el salario mínimo interprofesional se va a fijar en 1.200 euros. Por una vez -¡chapeau!-, el Gobierno rectifica a tiempo.

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