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miércoles, 14 de enero de 2015

Santi Potros, el sanguinario etarra, sigue el libertad

Los asesinos de la banda mafiosa ETA Santi Potros -uno de los elementos más sanguinarios- y Alberto Plazaloa siguen en libertad, por la calle -tomando chiquitos-, pese a que la Sala Segunda del Tribunal Supremo acordara ayer -ayer quiere decir ayer y no hoy ni mañana- que no cabe acumular a las condenas españolas las impuestas en otros estados de la Unión Europea (UE). Para que nos entendamos, si un etarra ha cumplido pena de prisión en un país de la UE por delitos de terrorismo, ese tiempo no se les restará de las penas que se le hayan podido imponer en España.
Clarísimo. Vamos a ver, si hace más de veinticuatro horas que se concluyó que las penas en el extranjero no eran acumulables, estos dos tipejos tendrían que haber reingresado ya en prisión, pero ya, sin más dilación. Se van a pirar y luego no hay quien los pille, que este Potros ya lo hizo en una ocasión. ¡Anda que no se rió, el zorro asesino! Cuando ya no sepamos en dónde buscarlo -a lo mejor ahora todavía se sabe- comenzarán los lamentos y que fue por tú culpa, no por la tuya. Pero, "nopasaná".
Un ciudadano normal no puede entender que no se actúe en consecuencia -seguro que el ministro del Interior sí-, porque en este caso se ha sobrepasado, con creces, la barrera del absurdo y de la estupidez: si ya ha tardado en dictaminar esta Sala -¡le han dado hasta las uvas y más!-, ahora van y como que no tienen ganas de detenerlos para darles alojamiento a la sombra, gratis y con mucho gusto. "Quesque" parece que podría haber algún impedimento legal. Pues ya se aclarará, hombre, ya se aclarará, que así nos hacen a todos con las multas y con los impuestos: paguen y después reclamen. Pues algo parecido: actúen y resuelvan más tarde, y si en ello tardan, pues es que tenía que ser así, son las cosas de palacio. Si es muy fácil, o acaso quieren que se lo explique, o acaso tiene que pronunciarse el ministro del Interior, el que soltó a Bolinaga. Era lo que nos faltaba, que el listo nos diga que no puede ser, que, bueno, pero es que a lo peor hay prevaricación. Mire, ministro, váyase a dormir.
Aprendan de los tres jueces de la Sección Primera de la Audiencia Nacional -Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez Valcárcel y Javier Martínez Lázaro-, quienes no perdieron ni un minuto para poner en libertad a estos mismos asesinos, -allá por el "puente" de la Constitución-, cuando tan sólo faltaban veinticuatro horas para que entrara en vigor la ley española que les cortaría todo posibilidad de quedar libres. Pero, mírenlos que "agudicos y espabilaos". Habrán pasado unas buenas vacaciones de Navidad. O acaso la conciencia -¡Ojalá- les haya estado corroyendo. Los asesinados no regresaron por Navidad y los familiares los lloraron, cada vez más solos y más abandonados y olvidados. ¡Feliz año nuevo, señores jueces!
Pero, escuchen, como el que oye llover. Si es que el ministerio fiscal -en concreto, el señor fiscal-, ya pidió -no sé a quién, pero lo hizo- hace unos días que estos dos chorizos criminales reingresaran en prisión -¡qué le costaba, al que corresponda, si, total, lo pedía el fiscal!-. Fungairiño, Eduardo, que así se llama, parece que elaboró un escrito muy bonito, contundente, donde también acusaba a la Sección Primera de haber actuado en fraude de ley por liberar a los asesinos. Eso es duro -¡eh!-, pero que muy duro, y que lo diga un fiscal, todavía más. Feísimo. Pero me da a mí que a estos tres jueces, -repitamos: Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez Valcárcel y Javier Martínez Lázaro-, todo eso se la trae al pairo. Seguirán cobrando sus buenos cien mil al año, y a correr. Y si dicen que "dizan".
 

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