Arturo Mas y Garzón, desalmados ante la tragedia

Resultó ser un día terrible, ya desde primeras horas de la mañana. Los "móviles" alertaban  con las alarmas de todos los periódicos y agencias de noticias, que ofrecían las primeras noticas oficiosas. Un accidente aéreo producido en Los Alpes franceses, con ciento cincuenta personas a bordo, mantenía ese martes a tres países -España, de donde salió el avión; Francia, donde se produjo la tragedia; y Alemania, de donde es la compañía aérea-, prácticamente paralizados. Ciento cincuenta muertos, en lo que parecía ser un accidente, del que los más expertos no eran capaces de encontrar una causa.

La causa no era otra que la locura de un loco, que quería -como le había dicho a su exnovia- que todo el mundo supiera de él. Y lo resolvió estrellando un avión, con ciento cincuenta personas dentro, contra Los Alpes franceses. ¡Qué horror para esas personas, cuando se dieran cuenta de que iban a morir! ¡Qué horror para sus familias, y para todos, el pensar que ellos sabían que se iban a morir y cómo! No era una pesadilla, era la cruel realidad. Espeluznante. Después, el silencio; más tarde, el dolor. Y, como siempre, el surgir de los desalmados, que hicieron de la tragedia una mofa y profirieron insultos contra las propias víctimas -a las que ni siquiera conocían-, a través de las redes sociales. Afortunadamente, parece que la Fiscalía ya ha indagado y que son más de cincuenta personas a las que se han localizado ejercitándose en este "macabro pasatiempos" vejatorio. A ver si esta acción judicial no queda como un simple precedente, sino que se convierte en norma, para que estos desalmados que cometen estos delitos sepan que van a ser perseguidos de manera implacable y que se les aplicará la Ley con todas sus consecuencias.

También resulta rastrero el aprovecharse de una tragedia, para hacer política barriobajera. A poco de conocerse el lamentable suceso, sólo a un inepto como Garzón -hermano de Alberto Garzón, el jefe ahora de Izquierda Unida, o el "caballo de Troya" de Podemos dentro de esa formación- se le ocurre poner en Twitter -y digo poner, porque no sabe ni escribir, el muy grosero- que la culpa es de este "jodido sistema capitalista", por los vuelos de bajo coste. Y lo dice uno que trabaja como asesor de un eurodiputado, sin otro mérito que el de ser escogido por el "bendito dedo", que cobra más de diez mil euros al mes -de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos de la Unión Europea- y que tiene el privilegio de poder desplazarse a Bruselas en avión, en vuelo regular. Patético. No es delito lo que dijo, eso parece; pero, en el pecado lleva la penitencia. Impresentable.

Otro que también aprovechó la ocasión -al menos no la desperdició- fue el presidente de la Generalidad de Cataluña, Arturo Mas. Tampoco es de extrañar su acción: un delincuente que no se arrepiente, es más reincide, es un delincuente. Así, se apresuró a expresar en Inglés -para que le entendieran todos, porque el Catalán parece que todavía no está tan expandido como el Chino Mandarín- que había que esperar a ver cuántos ciudadanos del Estado Español habían fallecido y cuántos ciudadanos del Estado Catalán. Eso sólo lo puede decir un miserable, al que el Rey de España pasea en automóvil, al que tanto el Rey como el presidente del Gobierno de España sientan a comer a su mesa, al que Mariano Rajoy deja subir en un avión de las Fuerzas Armadas Españolas y se lo lleva a Los Alpes, como si de un hombre de Estado se tratara. Y no se dan cuenta, todavía, de que un mal nacido nunca es agradecido.