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martes, 10 de marzo de 2015

La excarcelación de Santi Potros, en contra de la Ley

Vale, por fin, por una vez -y a ver si sirve de precedente- nos hemos encontrado con una decisión judicial coherente, pero menos. El Tribunal Supremo ha aceptado el recurso del fiscal -aunque uno de los cinco magistrados presentó un voto particular- contra las excarcelaciones del sanguinario etarra Santi Potros, y su compañero de cuadrilla Alberto Plazaola. Así que, ala, el primero seguirá donde estaba, en la cárcel, mientras que al otro habrá que buscarlo, porque anda de libre por ahí, después de que se lo permitieran los tres magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Nacional. Esperemos que se entregue o lo detengan, si no habría que buscar responsables y responsabilidades; de otra forma, también.

El caso no es de ahora. Conviene recordar -y no olvidar- cómo estos tres jueces de la Sección Primera de la Audiencia Nacional -Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez Valcárcel y Javier Martínez Lázaro-, pusieron en libertad a estos dos asesinos, poquito antes del "puente" de la Constitución del año pasado, a menos de veinticuatro horas de la entrada en vigor de la ley española que anulaba otra europea, en el sentido de que se redujera de la pena el tiempo que los asesinos habían cumplido prisión en otro Estado. A sólo veinticuatro horas, se dice bien. Eso es, ni más ni menos que una voluntad manifiesta, con premeditación y alevosía, de querer dejar libres a los asesinos; y puede que los calificativos se queden cortos.
A Santi Potros lo reingresaron en prisión preventiva por otros dos atentados, de los que fue -como se dice ahora- el autor intelectual. Plazaola tendrá que volver a estar detrás de los barrotes. Esperemos. En cualquier caso, a ver quién le pide responsabilidades a estos tres jueces, valientes ellos, que después de armarla osaron solicitar el amparo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que se lo negó. Tres jueces, tres nombres, para la historia. Un triunvirato maldito.
También tenemos que estar hoy de enhorabuena, porque el ayuntamiento de Madrid acaba de prohibir el concierto que la banda -se supone que de músicos- Soziedad AlkohóliKa tenía previsto protagonizar este sábado en el Palacio Vistalegre, en Madrid, por ser un acto que "incita y promueve la violencia". Estos elementos suelen ser enaltecedores del terrorismo y ofrecen actuaciones en favor de los presos etarras. Así que otros que, ala, a hacer caca a la China.
Lo que no deja de ser preocupante es el hecho de que no se le haya dado la importancia que realmente tiene -quizá porque estamos en campaña electoral. ¡Pena!- el concepto "relativo" de víctimas del terrorismo -al que ya nos hemos referido en otra ocasión-, que se han sacado de la manga unos sinvergüenzas de la Universidad del País Vasco (UPV), en un trabajo encargado por el Gobierno Vasco. Es decir, que toda aquella persona muerta o herida en un atentado, pero que no fuera objeto directo de los terroristas no es víctima de terrorismo; tampoco sus familiares. Es un daño colateral; están en el Limbo.
La conclusión encargada por quien la encargó es la lógica, pero en absoluto compartible. Con semejante barbaridad, como lo ven, nos hemos quitado de encima cientos de asesinatos. Porque lo dice el presidente vasco, Urkullo, quien entiende y lamenta el sufrimiento de las familias de los asesinos; a las familias de los asesinados, ni las recibe. Y de paso, avanzamos en el "proceso de paz". Y se equivoca él, como se equivocaba ZP, porque aquí no hay ninguna guerra; lo que hay aquí son unas víctimas, muchas, y unos asesinos, que ni piden perdón, ni se arrepienten, ni indemnizan a sus víctimas.

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